Despertaste ni bien sonó tu despertador, no tan cansada como días anteriores. Habías tenido un sueño pesado, oscuro, sin imágenes. Fuiste a arreglarte al baño, y mientras te mirabas al espejo recordaste muchas cosas. Pesaste que antes del verano estabas en tu antiguo pueblo, con tus viejos amigos. Habías hablado un par de veces con ellos, pero no habían arreglado nada de visitarse. Ninguno de ellos vendría a estudiar a Liverpool. Te sentiste extraña, pero todas esas buenas personas que habias conocido en Liverpool vinieron a tu mente. Primero Ellen, tan atenta, graciosa, nunca te había dejado sola, y sabías que podías confiar en ella. Luego John y Paul, dos geniales amigos, siempre estuvieron ahí para ti, nunca habías tenido amigos varones con los que te llevaras tan bien. Después Ringo... tantas cosas que les habían sucedido y solo ustedes dos sabían. Las conversaciones, discusiones, acercamientos... tenías sentimientos entremezclados con respecto a el. Detestabas sus contestaciones altaneras, sus ensimismamientos, algunas palabras hirientes que te había dicho resonaban en tu cabeza. Pero por otro recordabas al Ringo del principio, su cara de niño, sus ojos azules...
Remojaste tu rostro, y trataste de no pensar en eso. Recordaste que verías a George en unas horas. Tomaste el relicario en tu cuello y lo abriste. La pequeña foto de George se veía tan tierna, la besaste. Te pusiste un vestido azul, sabías que le iba a gustar. Tomaste tus cosas y saliste a esperar el autobus. El clima seguía aún cálido, el cielo estaba casi despejado. La parada del autobus quedaba a unas cuadras de la casa de George. Pensaste que seguro estaba dormido en su cama, era temprano y se habían quedado ensayando. Lo imaginaste como cuando dormía contigo en Brighton, todo acurrucado, despeinado y sin camisa. Morías de ganas de ir corriendo a buscarlo, el te causaba esos impulsos. Querías entrar corriendo a su casa, subir la escalera, y divisando la puerta blanca al final del pasillo, sumergirte en su cama. Besarlo entero, decirle cuanto lo amabas, que te quitara el aliento. Pero justo llegó el autobus. Te subiste y encontraste a Miranda en el mismo asiento que el dia anterior, junto a Ellen. Te sentaste frente a ellas.
"Hola (tn), escucha estaba pensando... que tal si organizamos una salida grupal así Miranda puede conocerse mejor con Ringo".
Te tomó por sorpresa. Habías olvidado que Miranda gustaba de Richard. Trataste de no lucir alterada.
"Ah, si, me parece muy bien..." no pudiste mirarlas a los ojos.
Siguieron hablando de el. Del tipo de chicas que le gustaban, de que Amanda no era una buena muchacha, de que harían una linda pareja juntos. Tu solo mirabas por la ventanilla como el sol formaba siluetas a través de algunas nubes. Ellen no mencionó que Ringo tenía un interés en ti... tu no querías que Miranda supiera eso. Al fin y al cabo, a ti no te gustaba el de ese modo... Tu estabas con George. Ellen interrumpió tu concentración de repente.
"Hoy llega Emily, ¿sabes?" dijo tocando tu hombro.
"Ah... si, George me mencionó algo de eso anoche" volteaste a verlas.
"¿Quién es Emily?" preguntó Miranda.
"Es la 'pseudo novia' de Paul. Una insoportable que conocimos en las vacaciones en Brighton"
"Ya... no seas tan mala Ellen. Es solo un poco... molesta." admitiste.
"En fin, ella llega hoy a la ciudad, estudiará en la misma uni que nosotras. John me ha dicho que quizá Paul organice algo en su casa esta noche, por su llegada. Seguramente estaremos todos, sería genial que fueras Miranda, así podrías estar con Ringo. Son los únicos dos que no tienen pareja."
Llegaron a la uni, se volvieron a dividir. Ellen por un lado, Miranda y tu por el otro. Trataste de no mencionar a Ringo en todo el dia. No querías entrar en detalles sobre el, las cosas entre ustedes nunca estuvieron demasiado bien... incluso a la hora del almuerzo, mientras Ellen y Miranda seguían planeando estrategias para unirla a Ringo, tu inventaste la excusa de irte a la biblioteca. No te gustaba el hecho de pasartela hablando de el todo el día, habías estado tratando de bloquearlo, y todo eso no ayudaba.
Lento pero seguro, la hora de salir al fin llegó. Guardaste tus cosas apresuradamente, y saliste a esperarlo a aquella esquina. Bajaste rápidamente las escaleras, y lo viste ahi parado. Con una camisa azul, como tu vestido, y unos jeans, resaltaba entre toda la gente. Te acercas a el con rapidez, y sin decir una palabra, el se adelantó un paso, te tomó del rostro y te besó largamente. Una muchacha a lo dejos soltó una exclamación de desagrado. A tí no te importó, George soltó una pequeña risa al separarse.
"Veo que no son muy adeptas a las demostraciones de cariño..." dijo finalmente.
"Déjalas, es que estan celosas y..." estabas molesta.
No pudiste terminar la frase. Volvió a tomarte, pero esta vez de la cintura, dejando caer tu bolso. Te quitó el aliento.
"Luces hermosa hoy mi princesa" y volvió a besarte. El mundo se detuvo en ese instante. Tenías los ojos de George grabados en tu retina. Su boca sabía dulce, era tan suave y tierna. Un leve sonido de tos los interrumpió otra vez. Ellen y Miranda estaban paradas detrás de ti. Se soltaron finalmente.
"Disculpen" dijo Ellen tratando de no reir. "Solo veníamos a saludar, ya nos vamos."
"Oh... hola chicas, o... ¿adiós chicas?" George sonaba algo desconcertado.
Ellen rió y te miró con ojos cómplices. "En fin, saben que Emily llega hoy, y tendremos el placer de recibirla en una pequeña reunión que Paul organizó." puso cara de desagrado. "Bueno, entonces, esperaba que fueran. Cuanto más seamos mejor..."
"Es que... planeaba pasar el resto de la tarde a solas con mi novia" tomó tu mano. "Pero ya veremos, quizá pasemos un rato por ahí."
"Ah, de acuerdo entonces. Nos veremos, los dejamos solos..."
Se despidieron y ambas se fueron hacia la parada de autobus. George había traído el auto de su hermano de nuevo, estaba estacionado justo al frente del campus. Se subieron, y conducieron un par de cuadras. Tocó un semáforo, y casi se pierden la luz verde besandose. Se acomodaron un poco, todavía estaban en la calle. Llegaron a la casa de los Harrison.
"Corremos con suerte, no hay nadie..." tomó tu mano y te ayudó a salir del auto, y ambos entraron. Todo estaba en absoluto siliencio, viste la tierna sonrisa de George pequeño en el portarretratos junto a la puerta.
George te condujo hasta la sala, te sentaste en el sillon.
"Ya regreso mi amor..." acarició con suavidad tu mejilla.
Observaste todo a tu alrededor, recordando la vez que conociste a su familia. El tocadiscos y la pila de albumes junto a el, una guitarra apoyada junto a la chimenea, algunas otras fotos familiares. Luego de unos minutos George regresó con una bandeja con galletas y leche.
"Pensé que tendrías hambre luego de tu dia en la uni", y te regaló la más maravillosa sonrisa. Merendaron juntos, le contaste sobre tu día y el sobre el tuyo. Con los muchachos habían tenido otra reunión con el manager, habían tocado para el, y finalmente lo habían contratado. Les había caído muy bien, según George era "un tipo muy bajado a tierra". Pensaste que estaría más seguido con ustedes... y eso quizá interferiría en el plan de Miranda y Ellen de que pasara más tiempo con Ringo. Aún así no dijiste nada al respecto.
Terminaron de comer, y lo ayudaste a llevar todo a la cocina. George dispuso todo sobre la mesada, y te arrinconó en la pared.
"Ya habrá tiempo de limpiar eso..." sus labios de miel apenas rozaron los tuyos, recorriendolos apenas, para luego besarlos fuertemente. No tuviste noción de cuanto duró ese beso, pero fue absolutamente perfecto. Sus manos acariciandote, sus labios, su aliento en tu mejilla... Se separó de ti, y sin decir una palabra te tomó en sus brazos, llevandote a través de toda la casa, hasta el primer piso. Cruzaron el pasillo, George tenía fuerza, te llevó hasta su cama, y suavemente te dejó allí. Cerro la puerta, diste un rápido vistazo a todo el lugar. La habitación estaba perfectamente ordenada, todo olía al su perfume, especialmente su almohada, te pusiste de costado para poder oler mejor ese dulce perfume que su cabello había impregnado.
Sentiste como George se recostaba junto a ti, y con sus manos contorneaba tu cintura. Volteaste y te pusiste de frente a el. Siguieron besandose con igual intensidad que en la cocina, anternando la presión de sus labios, primero suave, luego más intenso... los minutos parecían horas. Los leves suspiros de George te volvían loca, cada tanto se separaba a penas para decirte lo hermosa que eres, cuanto te amaba...
Luego de unos momentos, no sabías exactamente cuánto tiempo, te soltó. Estaba con la mitad de su cuerpo sobre el tuyo. Te miró fijamente por unos segundos, con la punta de su dedo índice recorría el contorno de tus labios.
"No puedo creer que estás aquí conmigo (tn). No pareces real"
"Aw amor, si soy real..." no comprendías cómo semejante hombre te decía esas cosas.
"Eres un sueño, eres bellisima, dulce, graciosa. Prométeme que nunca vas a dejarme. No podría estar sin ti."
Casi se te escapa una lagrimita, era demasiado tierno.
"No mi amor, jamás podría dejarte" el corazón te latía rapidísimo.
George puso su cabeza sobre tu pecho, y re acurrucó alrededor tuyo, como un niño. Lo abrazaste y acariciaste despacio su cabello. Se quedaron en esa posición uno minutos. El atardecer anaranjado teñía todo con su color a través de la ventana. La habitación estaba semi en penumbras, el techo era alto. A través de la puerta del placar semiabierto pudiste ver alguna de su ropa colgada en perchas, y zapatos en el suelo. Reconociste su traje negro, colgado en el primer gancho, recordaste la primera vez que lo viste. Miraste a tu derecha, sobre la mesa de luz había un portarretratos igual al tuyo, con la foto de ustedes besandose. Te encantaba saber que George te quería tanto, que no tenía vergüenza de expresar su amor por ti. Tu tampoco, querías que el mundo supiera cuanto lo amabas.
De repente, George se sentó en la cama.
"Mi amor, ¿si pasamos un rato por lo de Paul? quizá se estén aburriendo..." dijo con una sonrisa.
Te incorporaste, y salieron juntos de la habitación.Volvió a besarte apasionadamente de nuevo antes de salir de la casa. Subieron juntos al auto y se encaminaron a la casa de Paul, que quedaba un poco más lejos que la de Ringo.
Estacionaron justo en frente. Era una casa bastante grande, de ladrillos, parecida a la de los Starkey y los Harrison, todas las casas de Liverpool tenían casi la misma apariencia. George tocó el timbre, y unos minutos después Paul les abrió. Tenía marcas de besos con lápiz labial en sus mejillas. George y tu se miraron con complicidad.
"¡Hola chicos! Ellen me dijo que les había avisado, pero pensé que no vendrían" lucía sorprendido.
"Pues aquí estamos Paul, un poco tarde, pero aquí al fin" dijo George y le dió un abrazo.
Entraron detrás de el. La casa de Paul era bastante más amplia que la de los Starkey y los Harrison, aunque vista de frente no lo aparentaba. Atravesaron un hall delicadamente decorado con algunos cuadros y llegaron al comedor.
Alrededor de la mesa estaban John, junto a Ellen, frente a ellos Ringo junto a Miranda, y en la cabecera de la mesa estaba Emily. Tenía un vestido rojo, resaltaba frente a los colores pálidos de la habitación. Ringo, John y las muchachas hablaban animadamente, ella solo estaba ahí en silencio. Saludaron amablemente a todos, Emily no se levantó de la silla, solo se limitó a soltar un seco "hola". Se sentaron frente a frente, George junto a Ringo, tu junto a John.
Estaban hablando sobre las vacaciones en Brighton. Miranda les había contado que había pasado algunos veranos allí, pero justamente no este. Todos estaban muy animados. Paul se sentó junto con Emily, pero ellos tenían su propia conversación, de la cual no podías oir nada, ya que se hablaban prácticamente al oído.
Ringo miraba fijamente a Miranda cada vez que le hablaba, e incluso estaba medio girado para su lado. Ella yo no lucía tan nerviosa junto a el, se ve que habían estado conversando antes de que ustedes llegaran. Tu solo podías mirar a George, su ropa estaba un poco arrugada todavía, aunque su cabello estaba perfectamente despeinado. Cada tanto ojeabas a Ringo, quién estaba de muy buen humor, incluso hablando contigo.
Pasados unos minutos, sonó el timbre de la puerta.
"Es extraño, creo que no esperamos a nadie más..." dijo Paul, saliendo a abrir en seguida. Volvió a la habitación poco después.
"Chicos, ¿Pueden venir un momento? Es Robert, necesita arreglar unas cosas".
Mirando miró al piso automáticamente. Los muchachos se pusieron de pie y las dejaron solas.
"Hola Emily, ¿Cómo has estado?" preguntaste por cortesía.
"Ah... muy bien, gracias" contestó sin la menor gana de iniciar una conversación. Lo dejaste pasar.
"Chicas..." dijo Miranda, y ya sabían a que se refería. Se miraron, no querían decir nada delante de Emily.
"Descuida" dijo Ellen.
Minutos después los muchachos estaban de regreso, solos.
"Solo necesitaba un ajuste de horarios para vernos mañana, no quiso quedarse, estaba apurado..." dijo Paul, volviendo a sentarse junto a Emily.
Los demás volvieron a sus respectivos logares, y comenzaron a hablar de la idea de irse un par de semanas en las vacaciones de inverno a Hamburgo, para poder expandirse como banda y demás. Emily contó de sus meses como estudiante de intercambio en el extranjero, y de su dominio del lenguaje, haciendose una obvia autoinvitación.
"Sería genial ir con las muchachas, ¿No?" acotó John.
"Desde luego, no podríamos estar lejos de ellas." dijo George.
Ringo miró fijamente a Miranda a los ojos, y le sonrió. Ellen golpeó suavemente tu pie bajo la mesa para que lo vieras. Parecía que sinceramente le estaba gustando ella. De todos modos trataste de no hacerte mayor problema. Cenaron tranquilos, y llegadas las 10 decidieron ir yendose. Al día siguiente era día de semana. George se ofreció a llevarlos en el auto, John y Ellen aceptaron.
"Sabes George, te desviarás mucho si llevas a Miranda. Déjame que yo la lleve".
George le guiñó un ojo. "De acuerdo, tengan cuidado con andar deviandose" dijo con sarcasmo.
"Descuida, yo la cuidaré como se debe" te miró al decir estas palabras. Tu permaneciste inmutable.
Salieron todos juntos, Paul iba a llevar a Emily en la camioneta. Ella se despidió con el mismo desgano con el que los había saludado. John, Ellen, George y tu subieron al auto del último.
"Wow, parece que Richard ha ligado, ¿Verdad?" dijo John ni bien subieron.
"Es un pequeño con suerte, parece que Miranda gusta de el tambien" dijo mientras George arrancaba el auto. Se pusieron a hablar de como Ringo había estado coqueteandole a Miranda, de que se olvidaría de Amanda, y demás. Tu no tenías deseos de opinar nada, solo mirabas el paisaje nocturno del suburbio a penas iluminado por las luces amarillas de la calle. Llevaron a Ellen primero, luego a John a su casa. Y quedaron los dos solos. George estacionó en la esquina de tu casa, para poder despedirse de ti. Te tomó del rostro y besó tus labios. Cada despedida te hacía extrañarlo como si no fueras a verlo jamás.
"Piensa en mi preciosa, yo estaré pensando en tí en todo momento" dijo mientras bajabas. Volviste a besarlo a través de la ventanilla baja. Corriste a tu puerta. Habías sentido como si alguien estuviera observándote, pero como George estaba a unos metros y no viste nada, entraste sin más. Seguro era solo tu imaginación.
"Piensa en mi preciosa, yo estaré pensando en tí en todo momento" dijo mientras bajabas. Volviste a besarlo a través de la ventanilla baja. Corriste a tu puerta. Habías sentido como si alguien estuviera observándote, pero como George estaba a unos metros y no viste nada, entraste sin más. Seguro era solo tu imaginación.
Estabas verdaderamente cansada, así que hiciste rápidamente tus tareas, y te acostaste. Siempre tenías unos momentos de reflexión antes de conciliar el sueño. Seguro mañana Miranda estaría eufórica contando como Ringo la había besado, las cosas que le habría dicho y demás. Te preparaste mentalmente. Pensaste en George, en sus palabras, en como se había acurrucado junto a ti y te había pedido que no lo dejaras nunca. Al lado de eso, cualquier cosa relacionada con Ringo resultaba insignificante, pero aún así, había que actuar como si nada. Finalmente, cerca de las 12, te quedaste dormida.
Continuará...