Capítulo 27

Despertaste ni bien sonó tu despertador, no tan cansada como días anteriores. Habías tenido un sueño pesado, oscuro, sin imágenes. Fuiste a arreglarte al baño, y mientras te mirabas al espejo recordaste muchas cosas. Pesaste que antes del verano estabas en tu antiguo pueblo, con tus viejos amigos. Habías hablado un par de veces con ellos, pero no habían arreglado nada de visitarse. Ninguno de ellos vendría a estudiar a Liverpool. Te sentiste extraña, pero todas esas buenas personas que habias conocido en Liverpool vinieron a tu mente. Primero Ellen, tan atenta, graciosa, nunca te había dejado sola, y sabías que podías confiar en ella. Luego John y Paul, dos geniales amigos, siempre estuvieron ahí para ti, nunca habías tenido amigos varones con los que te llevaras tan bien. Después Ringo... tantas cosas que les habían sucedido y solo ustedes dos sabían. Las conversaciones, discusiones, acercamientos... tenías sentimientos entremezclados con respecto a el. Detestabas sus contestaciones altaneras, sus ensimismamientos, algunas palabras hirientes que te había dicho resonaban en tu cabeza. Pero por otro recordabas al Ringo del principio, su cara de niño, sus ojos azules...
Remojaste tu rostro, y trataste de no pensar en eso. Recordaste que verías a George en unas horas. Tomaste el relicario en tu cuello y lo abriste. La pequeña foto de George se veía tan tierna, la besaste. Te pusiste un vestido azul, sabías que le iba a gustar. Tomaste tus cosas y saliste a esperar el autobus. El clima seguía aún cálido, el cielo estaba casi despejado. La parada del autobus quedaba a unas cuadras de la casa de George. Pensaste que seguro estaba dormido en su cama, era temprano y se habían quedado ensayando. Lo imaginaste como cuando dormía contigo en Brighton, todo acurrucado, despeinado y sin camisa. Morías de ganas de ir corriendo a buscarlo, el te causaba esos impulsos. Querías entrar corriendo a su casa, subir la escalera, y divisando la puerta blanca al final del pasillo, sumergirte en su cama. Besarlo entero, decirle cuanto lo amabas, que te quitara el aliento. Pero justo llegó el autobus. Te subiste y encontraste a Miranda en el mismo asiento que el dia anterior, junto a Ellen. Te sentaste frente a ellas.
"Hola (tn), escucha estaba pensando... que tal si organizamos una salida grupal así Miranda puede conocerse mejor con Ringo".
Te tomó por sorpresa. Habías olvidado que Miranda gustaba de Richard. Trataste de no lucir alterada.
"Ah, si, me parece muy bien..." no pudiste mirarlas a los ojos.
Siguieron hablando de el. Del tipo de chicas que le gustaban, de que Amanda no era una buena muchacha, de que harían una linda pareja juntos. Tu solo mirabas por la ventanilla como el sol formaba siluetas a través de algunas nubes. Ellen no mencionó que Ringo tenía un interés en ti... tu no querías que Miranda supiera eso. Al fin y al cabo, a ti no te gustaba el de ese modo... Tu estabas con George. Ellen interrumpió tu concentración de repente.
"Hoy llega Emily, ¿sabes?" dijo tocando tu hombro.
"Ah... si, George me mencionó algo de eso anoche" volteaste a verlas.
"¿Quién es Emily?" preguntó Miranda.
"Es la 'pseudo novia' de Paul. Una insoportable que conocimos en las vacaciones en Brighton"
"Ya... no seas tan mala Ellen. Es solo un poco... molesta." admitiste.
"En fin, ella llega hoy a la ciudad, estudiará en la misma uni que nosotras. John me ha dicho que quizá Paul organice algo en su casa esta noche, por su llegada. Seguramente estaremos todos, sería genial que fueras Miranda, así podrías estar con Ringo. Son los únicos dos que no tienen pareja."
Llegaron a la uni, se volvieron a dividir. Ellen por un lado, Miranda y tu por el otro. Trataste de no mencionar a Ringo en todo el dia. No querías entrar en detalles sobre el, las cosas entre ustedes nunca estuvieron demasiado bien... incluso a la hora del almuerzo, mientras Ellen y Miranda seguían planeando estrategias para unirla a Ringo, tu inventaste la excusa de irte a la biblioteca. No te gustaba el hecho de pasartela hablando de el todo el día, habías estado tratando de bloquearlo, y todo eso no ayudaba.
Lento pero seguro, la hora de salir al fin llegó. Guardaste tus cosas apresuradamente, y saliste a esperarlo a aquella esquina. Bajaste rápidamente las escaleras, y lo viste ahi parado. Con una camisa azul, como tu vestido, y unos jeans, resaltaba entre toda la gente. Te acercas a el con rapidez, y sin decir una palabra, el se adelantó un paso, te tomó del rostro y te besó largamente. Una muchacha a lo dejos soltó una exclamación de desagrado. A tí no te importó, George soltó una pequeña risa al separarse.
"Veo que no son muy adeptas a las demostraciones de cariño..." dijo finalmente.
"Déjalas, es que estan celosas y..." estabas molesta.
No pudiste terminar la frase. Volvió a tomarte, pero esta vez de la cintura, dejando caer tu bolso. Te quitó el aliento.
"Luces hermosa hoy mi princesa" y volvió a besarte. El mundo se detuvo en ese instante. Tenías los ojos de George grabados en tu retina. Su boca sabía dulce, era tan suave y tierna. Un leve sonido de tos los interrumpió otra vez. Ellen y Miranda estaban paradas detrás de ti. Se soltaron finalmente.
"Disculpen" dijo Ellen tratando de no reir. "Solo veníamos a saludar, ya nos vamos."
"Oh... hola chicas, o... ¿adiós chicas?" George sonaba algo desconcertado.
Ellen rió y te miró con ojos cómplices. "En fin, saben que Emily llega hoy, y tendremos el placer de recibirla en una pequeña reunión que Paul organizó." puso cara de desagrado. "Bueno, entonces, esperaba que fueran. Cuanto más seamos mejor..."
"Es que... planeaba pasar el resto de la tarde a solas con mi novia" tomó tu mano. "Pero ya veremos, quizá pasemos un rato por ahí."
"Ah, de acuerdo entonces. Nos veremos, los dejamos solos..." 
Se despidieron y ambas se fueron hacia la parada de autobus. George había traído el auto de su hermano de nuevo, estaba estacionado justo al frente del campus. Se subieron, y conducieron un par de cuadras. Tocó un semáforo, y casi se pierden la luz verde besandose. Se acomodaron un poco, todavía estaban en la calle. Llegaron a la casa de los Harrison.
"Corremos con suerte, no hay nadie..." tomó tu mano y te ayudó a salir del auto, y ambos entraron. Todo estaba en absoluto siliencio, viste la tierna sonrisa de George pequeño en el portarretratos junto a la puerta.
George te condujo hasta la sala, te sentaste en el sillon.
"Ya regreso mi amor..." acarició con suavidad tu mejilla.
Observaste todo a tu alrededor, recordando la vez que conociste a su familia. El tocadiscos y la pila de albumes junto a el, una guitarra apoyada junto a la chimenea, algunas otras fotos familiares. Luego de unos minutos George regresó con una bandeja con galletas y leche.
"Pensé que tendrías hambre luego de tu dia en la uni", y te regaló la más maravillosa sonrisa. Merendaron juntos, le contaste sobre tu día y el sobre el tuyo. Con los muchachos habían tenido otra reunión con el manager, habían tocado para el, y finalmente lo habían contratado. Les había caído muy bien, según George era "un tipo muy bajado a tierra". Pensaste que estaría más seguido con ustedes... y eso quizá interferiría en el plan de Miranda y Ellen de que pasara más tiempo con Ringo. Aún así no dijiste nada al respecto.
Terminaron de comer, y lo ayudaste a llevar todo a la cocina. George dispuso todo sobre la mesada, y te arrinconó en la pared.
"Ya habrá tiempo de limpiar eso..." sus labios de miel apenas rozaron los tuyos, recorriendolos apenas, para luego besarlos fuertemente. No tuviste noción de cuanto duró ese beso, pero fue absolutamente perfecto. Sus manos acariciandote, sus labios, su aliento en tu mejilla... Se separó de ti, y sin decir una palabra te tomó en sus brazos, llevandote a través de toda la casa, hasta el primer piso. Cruzaron el pasillo, George tenía fuerza, te llevó hasta su cama, y suavemente te dejó allí. Cerro la puerta, diste un rápido vistazo a todo el lugar. La habitación estaba perfectamente ordenada, todo olía al su perfume, especialmente su almohada, te pusiste de costado para poder oler mejor ese dulce perfume que su cabello había impregnado. 
Sentiste como George se recostaba junto a ti, y con sus manos contorneaba tu cintura. Volteaste y te pusiste de frente a el. Siguieron besandose con igual intensidad que en la cocina, anternando la presión de sus labios, primero suave, luego más intenso... los minutos parecían horas. Los leves suspiros de George te volvían loca, cada tanto se separaba a penas para decirte lo hermosa que eres, cuanto te amaba...
Luego de unos momentos, no sabías exactamente cuánto tiempo, te soltó. Estaba con la mitad de su cuerpo sobre el tuyo. Te miró fijamente por unos segundos, con la punta de su dedo índice recorría el contorno de tus labios.
"No puedo creer que estás aquí conmigo (tn). No pareces real"
"Aw amor, si soy real..." no comprendías cómo semejante hombre te decía esas cosas.
"Eres un sueño, eres bellisima, dulce, graciosa. Prométeme que nunca vas a dejarme. No podría estar sin ti."
Casi se te escapa una lagrimita, era demasiado tierno.
"No mi amor, jamás podría dejarte" el corazón te latía rapidísimo.
George puso su cabeza sobre tu pecho, y re acurrucó alrededor tuyo, como un niño. Lo abrazaste y acariciaste despacio su cabello. Se quedaron en esa posición uno minutos. El atardecer anaranjado teñía todo con su color a través de la ventana. La habitación estaba semi en penumbras, el techo era alto. A través de la puerta del placar semiabierto pudiste ver alguna de su ropa colgada en perchas, y zapatos en el suelo. Reconociste su traje negro, colgado en el primer gancho, recordaste la primera vez que lo viste. Miraste a tu derecha, sobre la mesa de luz había un portarretratos igual al tuyo, con la foto de ustedes besandose. Te encantaba saber que George te quería tanto, que no tenía vergüenza de expresar su amor por ti. Tu tampoco, querías que el mundo supiera cuanto lo amabas.
De repente, George se sentó en la cama.
"Mi amor, ¿si pasamos un rato por lo de Paul? quizá se estén aburriendo..." dijo con una sonrisa.
Te incorporaste, y salieron juntos de la habitación.Volvió a besarte apasionadamente de nuevo antes de salir de la casa. Subieron juntos al auto y se encaminaron a la casa de Paul, que quedaba un poco más lejos que la de Ringo.
Estacionaron justo en frente. Era una casa bastante grande, de ladrillos, parecida a la de los Starkey y los Harrison, todas las casas de Liverpool tenían casi la misma apariencia. George tocó el timbre, y unos minutos después Paul les abrió. Tenía marcas de besos con lápiz labial en sus mejillas. George y tu se miraron con complicidad.
"¡Hola chicos! Ellen me dijo que les había avisado, pero pensé que no vendrían" lucía sorprendido.
"Pues aquí estamos Paul, un poco tarde, pero aquí al fin" dijo George y le dió un abrazo.
Entraron detrás de el. La casa de Paul era bastante más amplia que la de los Starkey y los Harrison, aunque vista de frente no lo aparentaba. Atravesaron un hall delicadamente decorado con algunos cuadros  y llegaron al comedor. 
Alrededor de la mesa estaban John, junto a Ellen, frente a ellos Ringo junto a Miranda, y en la cabecera de la mesa estaba Emily. Tenía un vestido rojo, resaltaba frente a los colores pálidos de la habitación. Ringo, John y las muchachas hablaban animadamente, ella solo estaba ahí en silencio. Saludaron amablemente a todos, Emily no se levantó de la silla, solo se limitó a soltar un seco "hola". Se sentaron frente a frente, George junto a Ringo, tu junto a John.
Estaban hablando sobre las vacaciones en Brighton. Miranda les había contado que había pasado algunos veranos allí, pero justamente no este. Todos estaban muy animados. Paul se sentó junto con Emily, pero ellos tenían su propia conversación, de la cual no podías oir nada, ya que se hablaban prácticamente al oído.
Ringo miraba fijamente a Miranda cada vez que le hablaba, e incluso estaba medio girado para su lado. Ella yo no lucía tan nerviosa junto a el, se ve que habían estado conversando antes de que ustedes llegaran. Tu solo podías mirar a George, su ropa estaba un poco arrugada todavía, aunque su cabello estaba perfectamente despeinado. Cada tanto ojeabas a Ringo, quién estaba de muy buen humor, incluso hablando contigo. 
Pasados unos minutos, sonó el timbre de la puerta.
"Es extraño, creo que no esperamos a nadie más..." dijo Paul, saliendo a abrir en seguida. Volvió a la habitación poco después.
"Chicos, ¿Pueden venir un momento? Es Robert, necesita arreglar unas cosas".
Mirando miró al piso automáticamente. Los muchachos se pusieron de pie y las dejaron solas.
"Hola Emily, ¿Cómo has estado?" preguntaste por cortesía.
"Ah... muy bien, gracias" contestó sin la menor gana de iniciar una conversación. Lo dejaste pasar.
"Chicas..." dijo Miranda, y ya sabían a que se refería. Se miraron, no querían decir nada delante de Emily.
"Descuida" dijo Ellen.
Minutos después los muchachos estaban de regreso, solos.
"Solo necesitaba un ajuste de horarios para vernos mañana, no quiso quedarse, estaba apurado..." dijo Paul, volviendo a sentarse junto a Emily.
Los demás volvieron a sus respectivos logares, y comenzaron a hablar de la idea de irse un par de semanas en las vacaciones de inverno a Hamburgo, para poder expandirse como banda y demás. Emily contó de sus meses como estudiante de intercambio en el extranjero, y de su dominio del lenguaje, haciendose una obvia autoinvitación.
"Sería genial ir con las muchachas, ¿No?" acotó John.
"Desde luego, no podríamos estar lejos de ellas." dijo George.
Ringo miró fijamente a Miranda a los ojos, y le sonrió. Ellen golpeó suavemente tu pie bajo la mesa para que lo vieras. Parecía que sinceramente le estaba gustando ella. De todos modos trataste de no hacerte mayor problema. Cenaron tranquilos, y llegadas las 10 decidieron ir yendose. Al día siguiente era día de semana. George se ofreció a llevarlos en el auto, John y Ellen aceptaron.
"Sabes George, te desviarás mucho si llevas a Miranda. Déjame que yo la lleve".
George le guiñó un ojo. "De acuerdo, tengan cuidado con andar deviandose" dijo con sarcasmo.
"Descuida, yo la cuidaré como se debe" te miró al decir estas palabras. Tu permaneciste inmutable.
Salieron todos juntos, Paul iba a llevar a Emily en la camioneta. Ella se despidió con el mismo desgano con el que los había saludado. John, Ellen, George y tu subieron al auto del último.
"Wow, parece que Richard ha ligado, ¿Verdad?" dijo John ni bien subieron.
"Es un pequeño con suerte, parece que Miranda gusta de el tambien" dijo mientras George arrancaba el auto. Se pusieron a hablar de como Ringo había estado coqueteandole a Miranda, de que se olvidaría de Amanda, y demás. Tu no tenías deseos de opinar nada, solo mirabas el paisaje nocturno del suburbio a penas iluminado por las luces amarillas de la calle. Llevaron a Ellen primero, luego a John a su casa. Y quedaron los dos solos. George estacionó en la esquina de tu casa, para poder despedirse de ti. Te tomó del rostro y besó tus labios. Cada despedida te hacía extrañarlo como si no fueras a verlo jamás.
"Piensa en mi preciosa, yo estaré pensando en tí en todo momento" dijo mientras bajabas. Volviste a besarlo a través de la ventanilla baja. Corriste a tu puerta. Habías sentido como si alguien estuviera observándote, pero como George estaba a unos metros y no viste nada, entraste sin más. Seguro era solo tu imaginación.
Estabas verdaderamente cansada, así que hiciste rápidamente tus tareas, y te acostaste. Siempre tenías unos momentos de reflexión antes de conciliar el sueño. Seguro mañana Miranda estaría eufórica contando como Ringo la había besado, las cosas que le habría dicho y demás. Te preparaste mentalmente. Pensaste en George, en sus palabras, en como se había acurrucado junto a ti y te había pedido que no lo dejaras nunca. Al lado de eso, cualquier cosa relacionada con Ringo resultaba insignificante, pero aún así, había que actuar como si nada. Finalmente, cerca de las 12, te quedaste dormida.



Continuará...

Capítulo 27

Al día siguiente te levantaste muy cansada, te había costado dormirte. Te preparaste para ir a la universidad de nuevo, desayunaste rápido y saliste a esperar el autobus. Como supusiste, Ellen ya estaba arriba. Fuiste y te sentaste con ella. Te sentaste en el lugar libre junto a ella, aunque el vehículo no estaba demasiado lleno.
"¿Cansada?" preguntó ella ni bien te sentaste a su lado. Asentiste con la cabeza, y cerrando los ojos. "Se te nota" y sonrió levemente mirando la ventanilla. Era de día casi completamente, aunque con un poco menos de luz que cuando ibas a trabajar, signo de que el verano estaba llegando a su fin.
Alguien que estaba sentado al fondo vino y se sentó en el asiento vacío frente a ustedes, era Miranda.
"Hola chicas, no las había visto, estaba concentrada mirando por la ventanilla".
"Oh, hola, disculpa, tampoco nosotras te vimos" dijo Ellen.
"Es que estaba sentada atrás del todo".
El viaje se pasó rápido, las distancias eran más bien cortas en Liverpool. Antes de entrar a las clases Ellen te dijo que había hablado con John la noche anterior, y que cuando salieran pasarían a buscarlas. Se les hacía tarde, así que partieron a sus obligaciones. Te morías de ganas de ver a George... así que el día se te pasó bastante lento. Le contaste a Miranda sobre los muchachos. Ella por supuesto los conocía, e incluso los había ido a ver a un par de veces, pero no estaba familiarizada con ellos. Pudieron encontrarse unos minutos con Ellen en el descanso, y acordaron esperar a los muchachos frente a la entrada a las 5 en punto.
A la hora acordada, tomaron sus cosas y fueron a esperar junto a Ellen. Llegaron y la vieron parada en la vereda. Se acercaron a ella.
"Bueno muchachas, iré a esperar el autobus, suerte con sus muchachos" dijo Miranda.
"Espera... ¿Tienes algo que hacer?" Ellen sonaba amistosa.
"Pues, no, estoy bastante libre ahora... ¿Por?"
"¡Quédate con nosotras! A los muchachos les encantará conocerte."
"¡Si, excelente idea!" te parecía genial, "la pasaremos muy bien".
Esperaron unos minutos más, pronto vieron a John doblando la esquina. Al verlas comenzó a agitar los brazos. Algunas muchachas se dieron vuelta y comenzaron a cuchichear, Ellen las miraba un poco molesta. Fueron hacia donde estaba, y el tomó a Ellen por la cintura, dandole un pequeño beso en los labios.
"Hola, muñeca." la miró fijamente. Se separaron. "¡Hola chicas!" las saludó alegremente.
"Hey, hola John" estabas feliz de verlo. "Ella es Miranda, va a acompañarnos hoy."
"Hola Miranda"  le dió un enérgico apretón de manos. "Ya conocerás a los demás. Apurémonos, nos están esperando en la camioneta de Paul. El posible nuevo manager nos espera para conocernos".
Miranda lucía un poco intimidada por John, estaba un poco callada. Supusiste que si te quedabas con ella se le pasaría. Siguieron a John por donde había venido, y estacionada en frente estaba la camioneta del papá de Paul. John abrió la puerta trasera y entraron. Se acomodaron como pudieron, tu entraste última. George había dejado un espacio junto a el, y ahí te sentaste. Te morías de ganas de besarlo apasionadamente una y otra vez, pero estaban todos... y preferiste presentarles a Miranda.
"Chicos, ella es Miranda, una amiga de la uni". Miranda sonrio levemente cuando la llamaste amiga.
"Hola... chicos" dijo algo neviosa.
Los muchachos la saludaron cálidamente.
"Hola Miranda, el es George, el es Ringo, ya conoces a John, y yo soy Paul" dijo desde el asiento del conductor. John y Ellen estaban sentados justo detrás de el, tu frente a ellos, y Miranda junto a ti. Delante había quedado Ringo. Lucía bastante alegre. Pero como de costumbre, lo bloqueaste, y decidiste concentrarte en tu novio... acariciaste sus manos, sentiste su aroma. Te costaba un poco controlarte al estar con el junto a otros, pero Miranda estaba sola, y no querías hacerla sentir mal, era la primera vez que salía con ustedes.
Dieron un par de vueltas, y se bajaron en un café. Los muchachos dijeron que no tardarían mucho, así que decidieron esperarlos en la camioneta, no querían interferir en la entrevista.
Bajaron, y quedaron solas en la camioneta.
"Y... ¿Qué te han parecido?" dijo Ellen, golpeando suavemente a Miranda en el hombro.
"Oh, pues... son muy simpáticos." dijo sonriendo. "¿Cómo se llamaba el muchacho sentado en el asiento del acompañante?" de repente miró hacia el otro lado.
"Ese es Ringo." dijiste.
"Ah, es... es muy lindo" se sonrojó.
No supiste por qué, pero ese "es muy lindo", te dejó con un nudo en la garganta.
"¡Ajá!" las interrumpió Ellen. "¡Te gusta! ¡Genial!, el ahora está con una muchacha un poco... molesta. Pero descuida, se nota a la legua que no la quiere. Así que podemos emparejarlos, sería fantástico." Y te guió eñ ojo.
No sabías que decir. Pero tu estabas con George, lo querías a el. No podías sentir celos. Miranda parecía una buena muchacha, y además Ringo dejaría de portarse así contigo.
"¿En serio lo dicen? Ah... no quiero ilusionarme, pero sí es lindo. Me gustan sus ojos..." hablaba como embobada. A tí también te gustaban sus ojos...
Pensaste que sería mejor cambiar de tema. Al ver que los muchachos seguían tardando, sugeriste salir a comprar algo para comer mientras esperaban, y regresar. 
Salieron y luego de caminar un par de cuadras encontraron un lugar para comprar unas galletas. No dejabas de pensar en lo que había dicho Miranda. ¿Por qué Ringo?... tu tenías novio. Amabas a George, lo amabas por dentro y por fuera. Pero Ringo...
Miranda es una buena chica, pensaste. Mejor que esté con ella y no con Amanda. Probablemente así se te pasarían esas cosas raras que estabas sintiendo por Ringo. El debería ser solo tu amigo. No otra cosa...
Recordaste cómo te había tratado esa mañana en la casa de Brighton. De como jugaba con Amanda frente a ti. Y tampoco querías que eso le sucediera a Miranda. Estabas muy confundida, no sabías si ayudar en esto, o no. Preferiste dejar que las cosas sucedieran solas.
Compraron algo para comer mientras tanto, y regresaron a la camioneta. Al doblar la esquina, los muchachos salían del café donde habían entrado, acompañados de quién parecía ser el manager.
Era un muchacho alto, unos años más grande que ustedes... pero aún así tenía cara de niño. Su cabello era rojo intenso, impactaba. Lucía de traje, se veía elegante. Llevaba un maletín oscuro y anteojos. 
Miranda, quién iba a tu lado, las tomó bruscamente del brazo, arrastrandolas de nuevo hacia detrás de la esquina.
"Chicas, por favor, esperemos a que se vaya". Estaba nerviosa.
"¿Qué se vaya quién?" contestó Ellen de mal modo. "¡Son solo los chicos mujer!"
"No es por los chicos, es por el muchacho con el que están".
"¿Qué tiene?" preguntaste, Ellen la miraba con los ojos bien abiertos.
"Es... es mi ex. Robert. No... no termamos bien, y no quiero verlo".
"¡Dime si Liverpool no es pequeño!" dijo Ellen golpeando el piso con un pie.
"Si... es que, es un posesivo. De verdad prefiero no verlo chicas".
Se vé que ese muchacho realmente había tratado mal a Miranda, así que aguardaron unos minutos detrás del edificio de la esquina. De repente Paul apareció.
"¡Ah! Ya iba a salir a buscarlas, pensé que estarían esperando en la camioneta", y guiñó un ojo.
"Es que..." dijo Ellen codeando a Miranda, quién seguía viéndose nerviosa. "Fuimos a comprar unas galletas"
"S.. si, eso" dijo torpemente Miranda.
Volvieron a la camioneta rápidamente, y se sentaron en los mismos lugares. Los muchachos se veían contentos con la entrevista que habían tenido.
"Pues, me ha parecido un buen tipo" John rompió el silencio.
"Ah si, muy cohetente, ¿verdad?" dijo George.
Todos asintieron.
"Su nombre es Robert, Robert Elliot. Representa a algunas bandas de por aquí. Nos ayudará a llegar al círculo profesional. Incluso nos habló de un posible viaje a Hamburgo. No sonó para nada descabellado" les contó Paul. Mirando miraba de reojo, algo incómoda.
Ringo seguía extrañamente callado, contemplando a través de la ventanilla. En ningún momento volteó a mirarlos. Supusiste que ni siquiera le vió la cara a Miranda, aunque ella lo observaba embobada. John, ni lento ni perezoso, comenzó a molestarlo tocandole el cabello por detrás. Ringo se dió vuelta bruscamente, y le pegó en la mano.
"Ya déjame en paz John, no seas inmaduro", dijo con tranquilidad, como si tratara de no quedar como un niñito.
"Escucha pequeño, hay una jovencita muy bonita y agradable aquí atrás. Bueno, de hecho son tres, pero una de ellas es soltera, y tu estás muy seriesote mirando por la ventana... ¿Y me dices a mi inmaduro?" John trató de imitar su tono de voz.
"Ah... disculpa mi descortecía." se volteó completamente. Viste sus ojos azules de lleno por primera vez en días. Sus miradas coincidieron por un segundo, pero como de costumbre, el se apartó. 
"Hola, ¿cómo estás?" le dijo amablemente a Miranda.
"Eh... muy bien. ¿Y tú?" sus mejillas se ruborizaron.
"Muy bien, muchas gracias". Sonaba como todo un galán. De hecho, hasta parecía que coqueteaba con ella. Decidiste que sería mejor ignorarlo.
George te rodeaba con su brazo, mientras acariciaba toda tu espalda. Acostumbraba a hacer eso con discimulo, ya que se sentaba siempre algo detrás de ti. Comenzaste a concentrarte en el movimiento de su mano, inspiraste y reconociste ese suave perfume suyo, su respiración cerca de ti. De repente todo el ruido del entorno se disolvió. Volteaste hacia el costado, y te encontraste con esos dos ojos oscuros. Brillaban como estanques en la noche, alumbrados por las estrellas. Su tes era perfecta, casi no tenía vestigio de barba alguna, solo dos zurcos marcados delimitaban la unión de los costados de su nariz y su boca. Lo miraste unos segundos, y ambos se acercaron lo suficiente como para unir sus labios en un pequeño beso. 
Se separaron, nadie dijo nada. Miraste a Ringo, y el tosió levemente.
"... Y bueno, ahora estoy esperando que mi chica, Amanda, venga de visita". Dijo, con tono soberbio. 
Todo quedó en silencio. Mirando miró al piso, la sonrisa se había borrado de sus labios. No pudiste creer que Ringo pudiese ser tan idiota de decirle eso. No entendías, dos segundos antes le estaba coqueteando sin más. 
"Ah... ¿sigues con esa?" preguntó John, incluso el sonó algo enfadado.
"Si... eh... si. Por ahora si, la estoy esperando." el tono soberbio se apagó en esa última oración. Parecía que había caído en cuenta de lo mal que había quedado. Cada día lo entendías menos. Igualmente, estabas ahi con George, quién en dos segundos ponía de cabeza tu mundo.
El resto del viaje transcurrió en silencio. Ringo siguió mirando por la ventana. Miranda hizo lo mismo. Ellen y John iban tomados de la mano, George te seguía rodeando con su brazo, tocando suavemente tu nuca y tus hombros, haciendo balancear el relicario colgando de tu cuello...
Los muchachos iban a juntarse para un ensayo, era prácticamente de noche, y las dejaron a todas en casa de Ellen. Al ver la camioneta alejarse, Miranda por fin habló.
"Pero... no me dijeron que tenía una novia..." su voz era casi inaudible.
"Es que es solo una tonta. Ni siquiera es de aquí, probablemente dijo eso por error. Seguro ya ni se vean. Debes tener pareciencia con Ringo, es un poco... difícil." dijo Ellen, palmeandola en el hombro.
"Si Miranda, esa chica no es nada. Es solo una muchacha que estuvo con el este verano. Quizá lo dijo para hacerse el interesante, sabes como son los chicos." dijiste tratando de animarla.
"¿Ustedes creen? En fin, lo conocen mas que yo. En serio, me dejaron helada sus ojos azules... y sus labios." soltó una risita.
Sus labios... los recordaste por un momento. Recordaste la sensación de tenerlos a milímetros de los tuyos. Volviste en ti.
"Ah, si, tiene unos ojos especiales, ¿Verdad?, uh, mira la hora." cambiaste rápidamente de tema.
Corrieron a acompañar a Miranda a tomar el último bus hasta su casa, y volvieron a las suyas. De camino hablaron de lo tensa que se había puesto Miranda con respecto al nuevo manager, y con respecto a Ringo...
"Sería genial emparejarlos. Ringo se olvidaría de ti. Y Miranda sería feliz." dijo Ellen.
Ringo se olvidaría de ti.
"Ah... si, harían bonita pareja..." no quisiste hablar más del tema. 
Dejaste a Ellen en su casa, y volviste caminando rápidamente a la tuya. Mientras te duchabas pensabas en George, en sus manos, sus ojos penetrantes, su boca, su voz. Comenzaste a extrañarlo como si hiciera dias que no lo veías, al fin y al cabo no pudiste disfrutar plenamente de su compañía...
Te sentaste en tu cama, y tomaste la foto. En ese preciso instante el teléfono sonó. Lo contestaste luego del primer tono.
"¿Hola?"
"No sabes las ganas que tengo de terminar lo que empezaste con ese beso hoy..." dijo George con la voz más sexy que escuchaste jamás.
Te quedaste callada unos segundos hasta que el efecto sorpresa pasó.
"Ay... mi amor, justo estaba pensando en ti... me muero de ganas de verte..."
Hablaron un rato sobre el dia de hoy, sobre el nuevo manager, le contaste la reacción de Miranda al verlo, que era su ex y demás. George te contó que de camino a sus casas Paul le dijo que Emily estaría viniendose al día siguiente a Liverpool, ya que las clases habían comenzado a iban a atrasarse. Se burló un poco de cuan controlado ella lo tenía, que ya le había diagramado los horarios para irla a buscar a la terminar y para verse. Rieron y se dijeron cosas lindas, nadie mencionó a Ringo y su actitud de niño.
"Prometo mañana pasar por ti a la universidad, esperame en la misma esquina que hoy."
Colgaste y te acostaste a dormir. Deseabas tener a George junto a ti, besarlo, sentirlo, amarlo. Ya mañana sería todo tuyo... querías que el día pasara volando...



Continuará...

Capítulo 26

La noche seguía su curso, pero a ti te parecía eterna. George te envolvía con su cuerpo y podías sentir su corazón latiendo rápido. Sin embargo sus suspiros eran lentos y pausados. Se confesaron mutuamente su amor varias veces. Las horas pasaron, y ambos se durmieron. Descansaste tu cabeza sobre su pecho, y su respiración te arrulló hasta la mañana siguiente.
Despertaste sola en la amplia cama, estabas acostumbrada a que el lo hiciera primero. Era bastante sigiloso, pensaste, ya que nunca lo sentías levantarse primero. Te cepillaste los dientes y te pusiste su camisa.
George estaba en el sillón viendo la tele. Sobre la mecita había una bandeja con té y galletas.
"Ya despertaste, mi bella durmiente" dijo poniendose de pie. Se acercó a ti y te besó apasionadamente. "Amo verte usando mi ropa..." era demasiado sexy.
"Hola mi amor, siempre tan atento" y te sentaste en el sillón junto a el. Desayunaron tranquilos mirando la televisión. Estaban pasando un especial de bandas, pero ninguna de las que conocieras. George te explicaba de estilos de música, de notas y demás, sabía muchas cosas. Te contó que probablemente viajaran fuera del país, era un proyecto de John para hacerse más conocidos, pero debían encontrar un manager. En un momento George tosió, y tomó algo de detrás del almohadón donde estaba sentado.
"Sabes, se que ya empiezas la universidad, y quizá nos veamos un poco menos..." sus mirada te atravezaba. "Pero tengo algo para que me recuerdes" y sacó un pequeño paquete prolijamente envuelto en papel rosado.
"Ábrelo" sonrió pícaramente. Rompiste el papel, no te imaginabas lo que era. Era un pequeño portaretratos de madera, con la foto que se habían tomado besándose en la casa de George.
"Ay Geo... es hermoso" te emocionaste.
"No es nada, solo quería que me tuvieras presente cuando no puedas verme..."
"Mi amor, sabes que pienso en ti en todo momento"
Se reclinó sobre ti y te besó nuevamente. Esta vez fue un beso tierno. Abriste los ojos apenas, y viste los suyos cerrados, con sus largas pestañas. Se sentó y buscó en su bolsillo.
"Sabes princesa, todavía falta un regalo."
"¿Otro regalo? No tenías que molestarte amor"
Sacó de su camisa otra cajita pequeña. Pensaste que era imposible...
"Mi amor, te amo muchisimo y lo sabes... por eso preparé esta sorpresa..."
"Ay... George... pero..." el corazón te latía a mil.
"Descuida, sabemos que es muy pronto para eso... pero es algo especial que quiero que tengas".
Te paso la cajita, la cual abriste con sumo cuidate. Dentro había un relicario con una fina cadena, en forma de corazón. Lo abriste, y dentro había una foto tuya, y una de el. Lucía perfecto, muy delicado, y del otro lado una fecha labrada. No la recordabas.
"George, lo más hermoso que jamás me dieron. Nunca me lo quitaré"
"Ese es mi corazón, dentro estamos tu y yo juntos. Tu solo debes cuidarlo" se sonrojó levemente. Moriste de ternura.
"Geo... no entiendo esta fecha", era de un par de meses antes.
"Yo la recuerdo perfectamente. Fue el primer día que tus ojos se encontraron con los mios. La primera vez que te ví, y que quise que fueras mía."
No te contuviste y lo besaste como en las películas. El te abrazó cerca de el, con fuerza. Te colocó el colgante, haciendote cosquillas en el cuello con las yemas de sus dedos.
"Te amo (tn), ya esas palabras me quedan chicas" sus ojos se veían sinceros.
 Pasaron el resto de la tarde allí, era como un nidito de amor. Te imaginabas en algún futuro viviendo con el. Conversaron de sus más grandes secretos, se entendían mejor que nadie, rieron y hasta cantaron juntos. George te mostró su canción I need You, aunque te dijo que le faltaban algunos ajustes. A tí te apreció perfecta.
Comenzó a atardecer, y George se alcanzó hasta tu casa. Prometieron hablarse al dia siguiente, ya que el lunes comenzabas las clases. Te despediste de el en el auto, a unos metros de tu entrada. No querías dejarlo ir. Entraste a tu casa como si nada, tus padres te preguntaron como la habías pasado con Ellen. Obviamente les dijiste que muy bien, pero sin entrar en demasiados detalles. Entraste a tu habitación y tomaste un largo baño. Sentiste el relicario colgando de tu cuello, y no dejabas de pensar en George un solo segundo. Lamentabas haber lavado su dulce aroma de ti, pero ya no te lo podías olvidar. Decidiste no cenar, y te quedaste en tu habitación. Tomaste el portarretratos de tu bolso, y lo pusiste en tu mesa de luz, junto a tu cama.
Esa noche tu madre subió a darte las buenas noches.
"Me alegro que la hayas pasado bien con Ellen hija, sinceramente me parece una buena muchacha."
"Ah, si, ella es fantástica mamá" te sentías aliviada de que no sospechara nada.
"¿Y viste a George anoche?" dijo pícara.
"Ehm... si, nos cruzamos con los muchachos anoche" notaste que vió la foto en tu mesita. La tomó y la observó detenidamente.
"Lucen tan tiernos, como cuando tu padre y yo eramos adolescentes" suspiró.
"Ay mamá, no esas historias de nuevo..."
"Bueno, se ve que el te quiere sinceramente, y te cuida. Hoy te ha traído sana y salva..." te miró de reojo. No sabías como se había enterado. "Descuida, tu padre no lo sabe. Será nuestro secreto, se que eres responsable. Yo hacía lo mismo cuando era adolescente."
Te abrazó fuerte, y te despidió hasta el dia siguiente.
El domingo amaneció soleado y cálido. Desayunaste, tomaste un baño y te vestiste. Pensaste en pasar a visitar a Ellen de sorpresa, asi que saliste, compraste algo para merendar y te dirijiste a su casa. Doblaste en una esquina y reconociste la calle de Ringo, de hecho, pudiste ver su casa a unos metros. De repente recordaste lo que había pasado esa noche en el altillo... hacía días que no lo veías, pero no querías pasar, quizá malinterpretaría las cosas.
Llegaste donde Ellen y tocaste el timbre. Ella salió a abrir y te avalanzaste sobre sus brazos.
"¡Amiga!" dijo super feliz. "¡Tienes que contarmelo todo!"
Entraron y subieron a su habitación. Le contaste lo romántico que era George, y lo bien que la habían pasado, y le mostraste el relicario que te había regalado.
"Aww... es demaciado dulce (tn)".
Charlaron un rato y decidieron ir a merendar al parque, ya que la tarde estaba hermosa y querían aprovecharla.
Caminaron calle abajo y llegaron. Buscaron un lugar cerca del agua para estar mas tranquilas, aunque había bastante gente. Se sentaron en una manta que Ellen había preparado, el sol daba sobre el agua y llenaba todo de destellos. Ella te contó que John era bastante romántico tambien, que la llamaba todas las noches, le regalaba flores y poemas. 
Alguien se acercó sigilosamente y las asustó tocándoles la espalda. Era Paul.
"Disculpen" no podía contener la risa. "No pude resistirme".
"Vaya si eres chiquillo, eh" dijo Ellen riendo tambien.
Ringo estaba con el. Ambos se sentaron juntos a ustedes, por suerte Paul estaba entre tu y Ringo. Ambos lucían bastante felices.
"Y díganme, ¿qué se traen entre manos?" Ellen arqueó sus cejas.
"Mmm... pues nada. Solo paseabamos. ¡Ah! Emily me llamó más temprano, y estará aquí mañana, así que podré verla. Y es más que seguro que venga con Amanda por unos días..." y codeó a Ringo, quién esbozó una tonta sonrisota.
"Wow, qué... genial" Ellen trató de no sonar obvia. "Seguro nos estaremos viendo. Nosotras empezamos la universidad mañana, asi que estaremos un poco ocupadas. Pero los fines de semana son del grupo, jaja"
Paul y ella siguieron hablando. Ringo y tu solo estaban en silencio. El contemplaba el lago y jugaba con una ramita de pasto. Lo miraste furtivamente un par de veces, sin que el lo notara. Su pelo era apenas despeinado por la brisa, lucía muy bien con una camisa negra...
"Hey, ¿qué dices? ¿quieres?" te preguntó Ellen. No sabías de lo que te estaba hablando.
"¿Eh? Disculpa..."
"Si, estás distraída amiga" y te palmeó el hombro. "Si quieres que Paul y yo vayamos por un par de helados rápido."
"Ah, si, de acuerdo." Ringo también aceptó.
Ambos quedaron solos, a unos centímetros de distancia. No sabías qué decir... 
"¿Cómo estás (tn)?" al fin habló. El silencio era tenso.
"Muy bien Richard, ¿Y tú?" trataste de sonar neutral.
"¿Richard? Nunca me dices Richard." sonó extrañado. "Bien, estoy muy bien..."
"Espero no te moleste, me gusta tu nombre, pero puedo... eh...  Si quieres puedo seguir diciendote Ringo..." empezaste a titubear.
"Dime como más te guste bonita..." se había acercado a ti, y murmurado en tu oído. Un escalofrío recorrió todo tu cuerpo. Sentiste su respiración en tu cuello.
"Ah... este..." sus labios estaban demasiado cerca de tu piel. Los acercó aún más y te rozó por un par de segundos...
Como si nada volvió a acomodarse en su lugar, sin mirarte. Momentos después Paul y Ellen estaban de regreso con los helados. Ambos actuaron como si nada, Ringo ya dominaba esa técnica.
Charlaron un poco más, ambos estaban entusiasmados por la llegada de las muchachas. Ustedes hablaron brevemente de John y George. Ringo seguía actuando como si nada, incluso se alegró al escuchar lo bien que estabas con tu novio. Comenzó a oscurecer y tu debías pasar a buscar tu paga por la heladería. El dueño te agradeció amablemente lo bien que habías trabajado, y que tendrías el puesto para cuando quisieras volver. Los muchachos las acompañaros hasta el vecindario, y cada uno regresó a su casa. Ringo se despidió de tu con un apretón de manos. Aunque fue algo fuerte, el ni siquiera te miró a los ojos. Al día siguiente era tu primer día, asi que debías levantarte temprano.
Cenaste algo ligero, y te fuiste a la cama. Pensabas en el nuevo Ringo, pero lo bloqueaste. No querías que siguiera confundiendote, no querías que juagara contigo. De todos modos, eran solo avances de el, tu no hacías nada. Esperabas que George no se molestara... no, lo haría. Tú no tenías la culpa de nada.
El despertador sonó, y te levantaste automáticamente. Te recordaba a tus días de trabajo. Desayunaste rápido y partiste a la universidad. Como quedaba un poco lejos de tu casa, tomaste el autobus. Ellen ya estaba cuando subiste, y fuiste con ella. Llegaron juntas, pero ella fue hacia otra dirección, no estudiaba lo mismo que tú. Te costó un poco encontrar el aula de tu primer clase, pero llegaste. No conocías a nadie, había tanto chicos como muchachas. Tomaste un asiento cerca de la ventana. El profesor llegó unos minutos después, e hizo una introducción sobre la asignatura. Tomaste un par de apuntes. 
Comenzó a dictar un trabajo para hacer en clase, el cual debía hacerse de a pares. No conocías a nadie... 
"Hey, ¿quieres hacer el trabajo conmigo?" dijo la chica sentada en el pupitre a tu derecha. Era castaña oscura, de cabello lacio y ojos muy expresivos.
"Oh, de acuerdo" le sonreíste. Ella te devolvió la sonrisa. "Me llamo (tn), ¿Y tú?"
"Yo me llamo Miranda."
Hicieron todo el trabajo juntas, y terminaron bastante rápido. Lo leyeron en voz alta y el profesor las felicitó. Miranda parecía muy simpática, y se dieron cuenta de que compartían la mayoría de las clases juntas. Hablaste con ella, y tenían muchas cosas en común, seguro iban a llevarse muy bien. Te recordaba a Ellen en muchas cosas, se notaba que tenía carácter. Te alegraste de que ya no estarías tan sola. Las clases finalmente llegaron a su fin, y ambas volvieron en el mismo bus. Se encontraron con Ellen, y se presentaron. Si bien Liverpool era chico, no se conocían. Miranda vivía al otro lado de la ciudad. 
Ellen y tu bajaron juntas, y cada una se dirigió a su casa. Mañana sería otro día de clases, y estaban cansadas y con trabajo para hacer. 
Llegaste a casa y subiste a tu habitación. Mientras hacías tus deberes, tomaste la foto de George y tu y te quedaste mirandola embobada. Realmente lo extrañabas, y recordaste que no habías hablado con el. Bajaste y lo llamaste a su casa. La señora Harrison contestó el teléfono, y te saludó animadamente. Te invitó a que fueras a visitarlos cuando quisieras, y te pasó con el.
"¿Hola..?" era su voz.
"Hola, ¿George?"
"Hola princesa, estaba a punto de llamarte..." escucharlo te tranquilizó.
Le contaste de tu primer día, de la nueva chica que habías conocido, y que lo extrañabas muchisimo. El te dijo que John había conseguido un manager para la banda, y que al día siguiente irían a conocerlo. Te alegraste por ellos, ya se estaban constituyendo como una banda seria. Hablaron cerca de una hora, y ya era bastante tarde. Te despediste de el, y volviste a tu trabajo. Terminaste, estabas bastante cansada, así que cenaste y te fuiste a la cama. Imagenes de todo el día cruzaban tu cabeza... incluso pensaste en Ringo de nuevo... pero George llegó e invadió todo tu pensamiento. Recordaste sus dulces palabras, sus besos, querías verlo cuanto antes...


Continuará...

Capítulo 25

Luego de dar vueltas en la cama por un par de horas te dormiste. A la mañana siguiente amaneciste bastante cansada, dormiste pocas horas, y fue un sueño ligero, soñaste muchas cosas, bastante nítidas. Estabas en tu casa, estudiando tranquila en tu habitación, cuando sentiste golpecitos en tu ventana. Abriste, y era una persona. Lo cual era imposible, porque tu habitación estaba en el primer piso. El sol el de fondo delimitiaba la silueta de esa persona, pero no podías verle la cara. Era un hombre. Tu estabas parada frente a tu ventana abierta, y esa silueta se acercó a ti, y te besó. Pero era un beso distinto... nunca llegaste a saber quién era. Despertaste con una sensación un poco extraña.
Te preparaste, y saliste. Caminaste las cuadras que separaban la heladería de tu casa bastante rápido, parte de ti quería que el día transcurriera rápido. Había bastante movimiento en la calle, ya casi se acababan las vacaciones, y la gente estaba aprovechando esos días al máximo.
Trabajaste tranquila, ya dominabas completamente todo. Te hacía sentir muy bien, aunque ya eran tus últimos días... quizá el último definitivamente. La semana siguiente comenzaría la universidad, conocerías personas nuevas, estarías más ocupada. George estaría ensayando intensamente, quizá hasta viajarían a algún lugar. Pero sabías que ambos se amaban, y no querían distanciarse. George no lo permitiría.
Las horas pasaban, gente entraba y salía de la heladería, veías por las ventanas mucho movimiento en todo Penny Lane. Pudiste comprobarlo cuando saliste a comer algo, el pequeño lugar donde comprabas tu almuerzo estaba abarrotado. 
Cuando faltaban pocas horas para cerrar John entró. Lucía un poco más apagado que de costumbre.
"¡Hola John!" trataste de sonar feliz para animarlo.
"Hola (tn), ¿Cómo estás?, ¿Puedes hacerme medio kilo de fresa, crema y chocolate para llevar?"
"Muy bien, gracias. Wow, se ve que tienes hambre" dijiste en el mismo tono.
"Es que Richard y Paul me esperan en la camioneta, vamos a dar una vuelta..." no lucía muy entusiasmado.
"John, ¿Por qué estás tan triste?" te acercaste a darle el helado, y le tocaste el hombro.
"Ya sabes... he discutido con tia Mimi. Es una mujer difícil, pero es lo único que tengo, y tengo que cuidarla..."
"Vamos, es tu tia, sabes que pase lo que pase, va a perdonarte." esbozaste una pequeña sonrisa.
"Si, hoy mismo hablaré con ella. Sucede que a veces extraño mucho a mi madre..." miró al piso.
Saliste de detrás del mostrador, y lo abrazaste bien fuerte. El te devolvió el abrazo. No sabías exactamente que le había pasado a su madre, pero lo suponías. Quisiste hacerle saber que estabas ahi para el.
"Todo va a estar bien, todos estamos aquí para ti. Habla con ella, hablar soluciona las cosas"
"Sabes, ya entiendo por qué George te cuida tanto. Y por qué Ringo... tu sabes. Eres una gran persona (tn)" 
"Ay John, solo soy tu amiga, eso es todo. Es lo que los amigos hacen." y rebobinaste. "Disculpa, ¿Ringo qué?"
"Está loco por ti. No solo le gustas y ya. Sino ya te hubiera olvidado... sabes que es así"
"Oh... bueno. Pues será mejor que lo haga. Yo amo a George, ya no temo decirlo."
"Eso es bueno. El te ama a ti. Ringo solo se ha empecinado como un chiquillo. En algún momento acabará. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea (tn). Debo irme."
Lo saludaste con otro abrazo, y se fue.
Quedaste sola, y no pudiste evitar pensar en Ringo. En el cambio producido en el, en su altivez, en como te había dejado ahi... esperando. ¿Esperando? Más bien en suspenso. Pensaste que si iba a besarte. Pero el ya no era tan predecible como antes. Te llamó la atención eso. El mismo dijo ser impulsivo, es más, te besó en la fiesta... Pero ahora lucía calmado, calculador. Se acercaba a milímetros de tus labios y no los besaba. ¿Cómo podía contenerse? Incluso a ti te costaba... Volviste a bloquearlo. Y la proxima vez que algo así ocurriera, lo apartarías de ti. Si el podía resistirse, tu tambien.
Cerraste el local a las 7 en punto. Comenzaste a caminar hacia tu casa, George no estaba por ningún lado. Estabas segura de haberle dicho que lo verías cuando terminaras de trabajar. El cielo estaba entremezclado con gris y naranja, estabas a mitad de camino. Sentiste una bocina detrás de ti, pero no prestaste atención. Volviste a sentirla, un auto te estaba siguiendo. Volteaste nerviosa.
Era George, conduciendo. Se detuvo cerca tuyo y te acercaste a la ventanilla.
"¿Necesitas que te lleve, muñeca?" arqueó sus cejas.
Casi te mueres. Tenía una camisa negra que le quedaba super sexy.
"Ay Geo, ¿Y este auto?" trataste de discimular un poco los nervios.
"¿Este bebé? Es de mi hermano Harold. Me lo prestó, junto con..."
"¿Junto con...?"
"Las llaves de su apartamento de soltero" te guiñó un ojo.
"¿Cómo?" no podías creerlo.
"Si, el vivió 2 años en un apartamento antes de casarse y mudarse. Suele quedar en desuso, o incluso Louise se ha quedado un par de veces. Pero ahora es nuestro. Vamos, te llevo a tu casa a buscar unas cosas."
Subiste al asiento del acompañarte. George se reclinó sobre ti para ponerle seguro a la puerta, y te besó. Apenas tocó tu barbilla con la yema de su dedo, y comenzó a conducir. Casi llegando a tu casa recordaste que dudabas que tus padres fueran a dejarte... pero se te ocurrió un plan.
Pediste a George que te dejara de paso en lo de Ellen. Tocaste el timbre, y por suerte ella abrió. La tomaste del brazo antes de que pudiera decir nada y la arrastraste fuera de la casa.
"Ellen, necesito un favor grandísimo" juntaste tus palmas y pusiste ojos tiernos.
"Mmm..." le hechó un vistazo al auto y a George en el asiento del conductor. "Ya me imagino... ¡es que son tan pillos ustedes!" y rió.
Subieron al auto, y George las dejó en la esquina de tu casa, el debía esperarte ahi. Entraton. Saludaron a tus padres, y les dijiste que Ellen te había invitado al cine y a quedarte en su casa, ya que era el último fin de semana de las vacaciones. Tus padres aceptaron, subiste a tu habitación con ella a cambiarte y llevarte algunas cosas.
"Oye, ¿Y dónde van a ir?" preguntó Ellen en voz baja.
"Al apartamento de soltero del hermano de George, pasaremos la noche ahi..." te sonrojaste y dejaste salir una risita.
"Oh... ¡qué romántico! Pasar la noche juntos... Y (tn)... ¿ustedes ya...?" abrió grandes los ojos.
"Ehm... pues... una vez, en Brighton..." nunca se lo habías contado a nadie.
"¿En serio?" pensaste que iba a regañarte. "¿Y cómo estuvo?" su sonrisa dejó ver todos sus dientes.
"Jaja... ¿Y cómo crees? ¡Genial! Hemos tomado todas las precauciones..." era la verdad.
"Pues entonces está bien. Nosotros aún no... pero quién sabe. Mientras sepas con qué estás lidiando...".
Eran muchachas maduras, ya sabían como tenían que hacerse las cosas, y George no era un improvisado. Tomaste tu pequeño bolso, te despediste de tus padres prometiendo que todo iba a estar bien, y bajaron.
Casi que corres hasta la esquina. Allí seguía el, esperandote. Sonrió ampliamente al verlas volver. Llevaron a Ellen hasta su casa, y arreglaron que si tu madre llegaba a llamar, que estabas en el baño, u ocupada, y que todo estaba en orden. Dudabas que fuera a llamar, pero por si acaso. Le agradeciste una y mil veces el favor, y le prometiste devolverserlo.
Doblaron la esquina por la calle de Ellen, y comenzaron a ir en una dirección que no conocías. Se alejaron de su barrio. Te diste cuenta de que las casitas de uno o dos pisos se transformaban en edificiones de hasta 10 pisos, como un microcentro alejado, lleno de oficinas. Llegaron a un parque un poco más chico que el parque de Liverpool que ya conocías. Este no tenía lago. George estacionó a mitad de cuadra, frente a un pequeño edificio de 5 pisos con portón de vidrio. Le quitó el seguro a tu puerta, salió y te abrió, como todo un caballero. Tomó tu mano y la besó. Entraron al edificio, y George llamó al ascensor.
"Te va a gustar, es pequeño, y casi nadie lo conoce. Será nuestro lugar especial...". Querías quedarte ahí para siempre.
El ascensor llegó, era bastante pequeño. George te abrazó, como si no tuvieran suficiente espacio para estar separados, y apretó el número 5.
"Es el último piso..."
Te besó tiernamente lo que duró el recorrido. 
Abrió la puerta casi sin hacer ruido. El apartamento era de hecho bastante pequeño y sencillo, pero cómodo y muy bien decorado. Con un pequeño sillón, una mesa con sillas, la tele. Una puerta conducía a la habitación, con una cama matrimonial y un baño. Dejaste tu bolso allí, George ya estaba en la pequeña cocina compartida. Estaba preparando a cocinar la comida.
"Traje algo para preparar antes de irte a buscar, por eso me demoré..."
"Aww amor, no tenías que traer nada..." te pusiste detrás de el, lo abrazaste, acariciaste su pecho, su estómago, besaste su cuello...
"Tu solo relajate, yo me encargo de todo"
Te quedaste viendo como preparaba todo. Ayudaste a poner la mesa, y se sentaron a cenar a la luz de las velas. 
"Me encanta pasar tiempo contigo (tn)." te miraba fijamente.
"A mi también George, te amo... lo sabes... ahora ya empiezo la universidad" te apenaste un poco.
"¿Y cuál es el problema? Buscaremos tiempo. Aprenderemos a estar un poco separados, nos hará bien. Los reencuentros serán aún mejores..." era tan maduro, y tenía mucha razón. Además, vivían a cuatro calles de distancia. 
Terminaron de comer, y lo ayudaste a acomodar todo. Se sentaron en el sillon, el vantanal estaba con las cortinas abiertas. Las luces de Liverpool titilaban e iluminaban tenuemente todo el lugar. George volteó tu rostro hacia el, y te besó suavemente. Delicadamente jugaba con sus dedos sobre tu palma. Te dijo un "te amo". Y siguió besandote. Estuvieron un largo rato, fue muy tierno, se dijeron cuanto se amaban, que no querían separarse nunca mas.
Se puso de pie, y tomó tu mano. Te llevó en brazos hasta la habitación, totalmente a oscuras. Las sábanas olían a rosas... te diste cuenta, de que había pétalos de rosas por todas partes. George encendió algunas velitas, y se recostó a tu lado. Tomó un pétalo de la cama, y comenzó a recorrer tu mejilla, tus labios, mientras te miraba fijamente, con expresión concentrada. Tu no podías apartar tus ojos de el. Desabrochó un botón de tu camisa. Seguían mirándose sin emitir palabra. Desprendió tu otro botón, y así todo lo demás. 
"Es perfecto" pensaste. 
"Nunca me dejes (tn). Eres la mujer que amo." respiró aliviado.
"Sabes que no lo haré jamás. Tu eres el hombre que amo George."
Te siguió besando lentamente. Primero tus labios, luego tu cuello, tus clavículas. Hacía ese 'ronrroneo' que tanto te gustaba... y ya no se detuvo por nada. Tu intención tampoco era que lo hiciera. Ya no tenías vergüenza alguna con el. Lo amabas como nunca amaste, el corazón te quedaba chico, y a pesar de cualquier cosa, estabas segura que era correspondido. En el fondo era George el nombre grabado en tu corazón, y ya nada lo iba a borrar. Sus ojos, su perfecta y besable boca, su tono de voz, sus palabras. Todo el... era tuyo ahora. Todo lo que viviste con el, desde el primer dia, parecía encajar a la perfección, como en un rompecabezas. Y tu siempre serías de el.


Continuará...

Capítulo 24

Te despediste de la familia de George, y les agradeciste por la divertida velada. Prometiste volver a visitarlos pronto. Salieron a la calle, ya totalmente de noche, alumbrada por grandes focos amarillos. John iba con ustedes, caminando bastante rápido.
"No puedo creerlo John. Hace dos días que volvemos de Brighton y ya discutes con Mimi..." George puso los ojos en blanco.
"Ya sabes como es, nunca ha sido fácil de llevar. Mucho menos desde que mamá se fue..." John calló. Iba mirando al piso. No sabías lo de su madre, pero lo suponías. Solo querías abrazarlo fuerte. Lo querías, era un gran amigo y una persona muy especial. 
George cambió rápidamente de tema, le preguntó por como iban las cosas con Ellen.
"Oh... muy bien a decir verdad. Cada dia siento que la quiero mas, aunque no hemos llegado hasta los límites de conocernos..." hizo una pausa.
"Vaya, que delicado eres" dijo George con leve disgusto.
"No seas niñito. No quise decir eso. Me refiero, a que aún no hemos formalizado. No como ustedes, que solo les falta el matrimonio, tortolitos" y golpeó a George en el hombro.
John siguió burlandose un poco más, hasta llegar donde Ellen. Y se transformó. Peinó apenas su cabello con sus dedos, y tocó el timbre. Abrió la madre de Ellen, tu solo la habías visto unas pocas veces.
"Buenas noches señora, venía buscar a Ellen para ir un rato a lo de los Starkeys, aquí a unas cuadras. No la traeré tarde" dijo con tono maduro y pausado.
"John, te conosco desde niños, no necesitas ser tan formal" dijo la señora risueña. "Le diré que venga. Buenas noches chicos" los saludó.
Ellen bajó en un santiamén, y saludó calidamente a John. Luego a ustedes.
"¿Joe y Sally no vendrán?" preguntó George.
"Oh... están empezando a diagramar detalles para la boda. Mi madre está eufórica, se la pasa hablando por teléfono con la madre de Sally... ya saben como es. John, ¿Por qué tienes un bolso?" levanto sus cejas.
"Eh... es que... peleé con tia Mimi, me quedaré en lo de Ringo por unos días..."
"Ay John, ¿que acaso no puedes contenerte?" puso cara triste. "No me gusta que peleen"
"Es que ya la conoces..." su cara tambien fue triste por unos segundos. Nunca habías visto a John triste. Ellen lo abrazó y besó su frente. Eso lo reconfortó y lo hizo sentir mejor de repente.
Caminaron un par de cuadras habia el centro, pasando por la panadería, y doblaron a la izquierda. Llegaron a una casa un poco más grande que la de George, también de dos plantas, pero sin flores ni canteros. John tocó el timbre, las luces estaban apagadas. Pasados unos minutos Ringo salió desde la puerta que conducía al patio.
"Hola muchachos, que bueno que vinieron" sonó como el Ringo de antes. "Vayamos por la puerta trasera, mis familia ya está durmiendo..."
Entraron a la casa sin hacer el menor ruido posible. Ringo los condujo a un pequeño armario en el primer piso, tiró de una puerta trampilla, y desplegó una escalerita. El subió primero, lo siguió John, luego Ellen, tu y último George. Luego Ringo volvió a cerrar la trampilla.
Te encontraste con una habitación genial. Estaba apenas alumbrada por esas pequeñs luces de colores de navidad o carnavales. Tenía varias cubieras de discos en las paredes a modo de decoración: Miles Davies, Ray Charles, Elvis, Lil' Richard... Todo cubierto por un material alfombrado para aislarlo del ruido. La habitación estaba semi en penumbras, pero pudiste vislumbrar a Paul sentado en un gran puff. Había varios en el piso, y varios instrumentos desperdigados, y amplificadores. Te sentaste en un puff, con George a tu lado. Ellen y John en otro, y Ringo en el que quedaba.
"¿Qué estaban haciendo?" dijo John, tomando una guitarra.
"Solamente cantabamos... nada en especial." dijo Paul.
"¿Y si cantamos algo todos juntos?" dijo Ringo. "Pero nos entusiasmemos demasiado, no quiero que vengan a echarnos" y rió.
"Ya sé" saltó Paul. "Cantemos 'Besame Mucho', ya que estamos con las muchachas..."
"Si que eres empalagoso Paulie, y eso que estás solo 'osito', jaja" se burló John. "De acuerdo, 1, 2, 3, 4..."

Besame, besame mucho
Each time I bring you a kiss
I hear music divine
So besame besame mucho
I love you forever
Say that you'll always be mine ♫♪

Ellen tu se miraron, era demasiado dulce. George tocaba su guitarra y te miraba, se movía suavemente de lado a lado al ritmo de la música. Volteaste a penas y viste que John tambien le cantaba a Ellen. Tus ojos se encontraron con los de Ringo, quién tocaba unos bongós sin siquiera mirarlos. Te estaba observando fijamente mientras cantaba...

Dearest one, if you should leave me
Then each little dream will take wings
And my life would be through
Oh besame, besame mucho
Ooh I love you forever
You make all my dreams come true ♫♪

Volteaste rápidamente, y seguiste mirando a George. Morías de amor al ver su boca diciendo "besame mucho", junto con su mirada sexy. Solo querías estar a solas con el y besarlo hasta que les dolieran los labios. Seguía moviendose suavemente de cada lado. Tocaba maravillosamente. El tenía esa habilidad, de hacerte sentir que estaban solos, aunque hubiera un mar de gente. No te contuviste y lo callaste de un beso. El soltó la guitarra un segundo, y te comió la boca, casi mordiendote. John tosió fuertemente, y George volvió a tomar su guitarra y a seguir tocando como si nada.

Ooh love you for ever
Make all my dreams come true
Ooh love you for ever
Make all my dreams come true ♫♪

Y terminaron la canción.
"Disculpen la pequeña... interrupcion." dijo George levemente avergonzado.
"Oh, no hay problema. De hecho, para igualarte..." John tomó a Ellen del rostro sin que ella pudiera verlo venir, y la besó apasionadamente. "Ya está, ya estamos a mano" dijo risueño. Ellen quedó roja como un tomate.
"Bueno, bueno, demasiado romanticismo. Ya no coman delante de los pobres" dijo Ringo apenado. 
Pasaron el resto de la noche jugando a las cartas y cantando, todos estaban contentos, incluso John, quién ya parecía estar mejor en su compañía. Ya era bastante tarde y tanto tú como Ellen debían volver a casa. Bajaron por la escalerita, y volvieron a salir por la puerta trasera. Tu ibas de la mano con George. Sentiste el aire fresco pegar en tus brazos descubiertos de golpe. Habías olvidado tu abrigo en el altillo.
"Ehm... amor, me dejé mi abrigo arriba... ¿Me acompañas a buscarlo?" te sentías tonta.
"Oh, descuida. Ringo, oye, ¡Ringo!, (tn) olvidó su abrigo arriba, ¿puedes acompañarla a buscarlo? Tu tienes la llave del altillo y de la puerta trasera..."
 No querías ir con Ringo a solas, menos al altillo, mucho menos de noche, y estando con George. Pero no querías quedar obvia. Lo seguiste en silencio hasta la escalera, el tampoco dijo nada. Subieron. Todo seguía apenas iluminado por las lucecitas. No recordabas donde había quedado tu abrigo, sobre el puff no estaba, y era de color oscuro, te iba a costar encontrarlo. Ringo solo estaba ahi, parado. Gateaste, te daba vergüenza, pero el parecía no querer ayudarte. Tú tampoco se lo ibas a pedir. Lo encontraste detrás de la guitarra de George. Te pusiste de pie.
"Bueno, aquí está" te lo pusiste. "Creo que ya podemos bajar..."
Ringo no dijo nada. Te miraba fijamente. Se acercó a ti, en medio de la penumbra, y se detuvo a peligrosos centímetros de tu rostro. No emitías sonido.
"Asi que..." dijo, su aliento fresco a menta te invadió en un segundo... "Te gusta que te muerdan al besarte" su voz sonaba sexy y sugerente. Su cabello cuidadosamente despeinado brillaba en los colores de las pequñas luces. Sus ojos se veían grises en lo oscuro.
Seguías sin hablar. Se quedó ahi parado.
"A mi también me encantan esas... travesuras, ¿Sabes?" no querías ni pensar en la cara de desconcierto que estabas poniendo. Se acercó a tu boca, como a punto de besarte, pero cuando estaba a punto de tocar tus labios retrocedió, se giró y se dirigió a la escalera. "Vamos, no queremos preocupar a nadie..."
Bajaste completamente en silencio. No entendías bien que estaba sucediendo. Te reecontraste con los demás abajo. Ringo los despidió como si nada, de hecho, bastante alegre. Ellen le dió un abrazo fuerte a John y lo besó dulcemente, y se fue con Paul para su casa, quién prometió en dejarla sana y salva.
George te acompañó a la tuya. No había un alma en la calle, todo era silencio. 
"Mmm... lo que daría por que te quedaras conmigo esta noche (tn)" dijo cerrando los ojos.
"Mi amor, tengo trabajo mañana... aunque ya es viernes. Mañana en la noche, si quieres..."
"¿Si quiero? Si fuera por mi ya te llevaría a vivir conmigo, y te pediría que te casas conmigo, mi pequeña princesa..." sus ojos tenían una expresión picarona, como su foto de niñito en su casa. Te acercaste a el, y lo besaste con pasión. Te tomó en sus brazos y te levantó, girandote. Solo los alumbraba una farola. Parecía una escena de película. Se refugiaron en un segmento de oscuridad, ya no te importaba la hora, solo no querías despegarte de el... de su hermoso cuerpo, sus ojitos ahora cerrados, sus suaves labios y su dulce boca de miel que tanto te gusta probar, sentir, morder... Lo besaste como si fuera la última vez que lo fueras ver. George emitía ruidos por lo bajo, como un gatito ronrroneando, te volvía loca. Sus manos de acariciaban y presionaban tu cuerpo contra el suyo. El beso era rápido, luego lento y pausado, para ser de nuevo rápido... querías detener el mundo en ese momento. Pero ya era por demás tarde. Volviste a casa, llegados a la puerta le diste interminables besitos cortos hasta que por fin se apartaron, prometieron verse al dia siguiente, y pasar la noche juntos. No sabías bien como, pero te las ibas a ingeniar. Entraste sin hacer ruido, te quitaste los zapatos antes de subir la escalera. Tus padres ya estaban dormidos, asumiste que no estaban enfadados, de otro modo te hubiesen esperado despiertos, listos para darte un sermón. Te pusiste y el pijama y te metiste a la cama. Te hervía la sangre, solo querías salir corriendo, tomar a George y meterlo a escondidas a tu habitación...
Cuando por fin te calmaste, comenzaste a quedarte dormida. Te ardían un poco los labios, los besos habían sido muy intensos... y ahí lo recordaste. 
"Asi que... te gusta que te muerdan..." su grave voz retumbó en tu cabeza. Debías admitir que un poco te gustaba, más ahora con esa actitud de niño malo. Pero lo bloqueaste. En algún momento iba a ceder, se iba a cansar. Era solo hasta que Amanda viniera de visita. Ahí no tendría tiempo de pensar en nadie más, y tu podrías disfrutar plenamente con George. Por ahora, las quedaba la noche del día siguiente para ustedes...


Continuará...