Capítulo 25

Luego de dar vueltas en la cama por un par de horas te dormiste. A la mañana siguiente amaneciste bastante cansada, dormiste pocas horas, y fue un sueño ligero, soñaste muchas cosas, bastante nítidas. Estabas en tu casa, estudiando tranquila en tu habitación, cuando sentiste golpecitos en tu ventana. Abriste, y era una persona. Lo cual era imposible, porque tu habitación estaba en el primer piso. El sol el de fondo delimitiaba la silueta de esa persona, pero no podías verle la cara. Era un hombre. Tu estabas parada frente a tu ventana abierta, y esa silueta se acercó a ti, y te besó. Pero era un beso distinto... nunca llegaste a saber quién era. Despertaste con una sensación un poco extraña.
Te preparaste, y saliste. Caminaste las cuadras que separaban la heladería de tu casa bastante rápido, parte de ti quería que el día transcurriera rápido. Había bastante movimiento en la calle, ya casi se acababan las vacaciones, y la gente estaba aprovechando esos días al máximo.
Trabajaste tranquila, ya dominabas completamente todo. Te hacía sentir muy bien, aunque ya eran tus últimos días... quizá el último definitivamente. La semana siguiente comenzaría la universidad, conocerías personas nuevas, estarías más ocupada. George estaría ensayando intensamente, quizá hasta viajarían a algún lugar. Pero sabías que ambos se amaban, y no querían distanciarse. George no lo permitiría.
Las horas pasaban, gente entraba y salía de la heladería, veías por las ventanas mucho movimiento en todo Penny Lane. Pudiste comprobarlo cuando saliste a comer algo, el pequeño lugar donde comprabas tu almuerzo estaba abarrotado. 
Cuando faltaban pocas horas para cerrar John entró. Lucía un poco más apagado que de costumbre.
"¡Hola John!" trataste de sonar feliz para animarlo.
"Hola (tn), ¿Cómo estás?, ¿Puedes hacerme medio kilo de fresa, crema y chocolate para llevar?"
"Muy bien, gracias. Wow, se ve que tienes hambre" dijiste en el mismo tono.
"Es que Richard y Paul me esperan en la camioneta, vamos a dar una vuelta..." no lucía muy entusiasmado.
"John, ¿Por qué estás tan triste?" te acercaste a darle el helado, y le tocaste el hombro.
"Ya sabes... he discutido con tia Mimi. Es una mujer difícil, pero es lo único que tengo, y tengo que cuidarla..."
"Vamos, es tu tia, sabes que pase lo que pase, va a perdonarte." esbozaste una pequeña sonrisa.
"Si, hoy mismo hablaré con ella. Sucede que a veces extraño mucho a mi madre..." miró al piso.
Saliste de detrás del mostrador, y lo abrazaste bien fuerte. El te devolvió el abrazo. No sabías exactamente que le había pasado a su madre, pero lo suponías. Quisiste hacerle saber que estabas ahi para el.
"Todo va a estar bien, todos estamos aquí para ti. Habla con ella, hablar soluciona las cosas"
"Sabes, ya entiendo por qué George te cuida tanto. Y por qué Ringo... tu sabes. Eres una gran persona (tn)" 
"Ay John, solo soy tu amiga, eso es todo. Es lo que los amigos hacen." y rebobinaste. "Disculpa, ¿Ringo qué?"
"Está loco por ti. No solo le gustas y ya. Sino ya te hubiera olvidado... sabes que es así"
"Oh... bueno. Pues será mejor que lo haga. Yo amo a George, ya no temo decirlo."
"Eso es bueno. El te ama a ti. Ringo solo se ha empecinado como un chiquillo. En algún momento acabará. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea (tn). Debo irme."
Lo saludaste con otro abrazo, y se fue.
Quedaste sola, y no pudiste evitar pensar en Ringo. En el cambio producido en el, en su altivez, en como te había dejado ahi... esperando. ¿Esperando? Más bien en suspenso. Pensaste que si iba a besarte. Pero el ya no era tan predecible como antes. Te llamó la atención eso. El mismo dijo ser impulsivo, es más, te besó en la fiesta... Pero ahora lucía calmado, calculador. Se acercaba a milímetros de tus labios y no los besaba. ¿Cómo podía contenerse? Incluso a ti te costaba... Volviste a bloquearlo. Y la proxima vez que algo así ocurriera, lo apartarías de ti. Si el podía resistirse, tu tambien.
Cerraste el local a las 7 en punto. Comenzaste a caminar hacia tu casa, George no estaba por ningún lado. Estabas segura de haberle dicho que lo verías cuando terminaras de trabajar. El cielo estaba entremezclado con gris y naranja, estabas a mitad de camino. Sentiste una bocina detrás de ti, pero no prestaste atención. Volviste a sentirla, un auto te estaba siguiendo. Volteaste nerviosa.
Era George, conduciendo. Se detuvo cerca tuyo y te acercaste a la ventanilla.
"¿Necesitas que te lleve, muñeca?" arqueó sus cejas.
Casi te mueres. Tenía una camisa negra que le quedaba super sexy.
"Ay Geo, ¿Y este auto?" trataste de discimular un poco los nervios.
"¿Este bebé? Es de mi hermano Harold. Me lo prestó, junto con..."
"¿Junto con...?"
"Las llaves de su apartamento de soltero" te guiñó un ojo.
"¿Cómo?" no podías creerlo.
"Si, el vivió 2 años en un apartamento antes de casarse y mudarse. Suele quedar en desuso, o incluso Louise se ha quedado un par de veces. Pero ahora es nuestro. Vamos, te llevo a tu casa a buscar unas cosas."
Subiste al asiento del acompañarte. George se reclinó sobre ti para ponerle seguro a la puerta, y te besó. Apenas tocó tu barbilla con la yema de su dedo, y comenzó a conducir. Casi llegando a tu casa recordaste que dudabas que tus padres fueran a dejarte... pero se te ocurrió un plan.
Pediste a George que te dejara de paso en lo de Ellen. Tocaste el timbre, y por suerte ella abrió. La tomaste del brazo antes de que pudiera decir nada y la arrastraste fuera de la casa.
"Ellen, necesito un favor grandísimo" juntaste tus palmas y pusiste ojos tiernos.
"Mmm..." le hechó un vistazo al auto y a George en el asiento del conductor. "Ya me imagino... ¡es que son tan pillos ustedes!" y rió.
Subieron al auto, y George las dejó en la esquina de tu casa, el debía esperarte ahi. Entraton. Saludaron a tus padres, y les dijiste que Ellen te había invitado al cine y a quedarte en su casa, ya que era el último fin de semana de las vacaciones. Tus padres aceptaron, subiste a tu habitación con ella a cambiarte y llevarte algunas cosas.
"Oye, ¿Y dónde van a ir?" preguntó Ellen en voz baja.
"Al apartamento de soltero del hermano de George, pasaremos la noche ahi..." te sonrojaste y dejaste salir una risita.
"Oh... ¡qué romántico! Pasar la noche juntos... Y (tn)... ¿ustedes ya...?" abrió grandes los ojos.
"Ehm... pues... una vez, en Brighton..." nunca se lo habías contado a nadie.
"¿En serio?" pensaste que iba a regañarte. "¿Y cómo estuvo?" su sonrisa dejó ver todos sus dientes.
"Jaja... ¿Y cómo crees? ¡Genial! Hemos tomado todas las precauciones..." era la verdad.
"Pues entonces está bien. Nosotros aún no... pero quién sabe. Mientras sepas con qué estás lidiando...".
Eran muchachas maduras, ya sabían como tenían que hacerse las cosas, y George no era un improvisado. Tomaste tu pequeño bolso, te despediste de tus padres prometiendo que todo iba a estar bien, y bajaron.
Casi que corres hasta la esquina. Allí seguía el, esperandote. Sonrió ampliamente al verlas volver. Llevaron a Ellen hasta su casa, y arreglaron que si tu madre llegaba a llamar, que estabas en el baño, u ocupada, y que todo estaba en orden. Dudabas que fuera a llamar, pero por si acaso. Le agradeciste una y mil veces el favor, y le prometiste devolverserlo.
Doblaron la esquina por la calle de Ellen, y comenzaron a ir en una dirección que no conocías. Se alejaron de su barrio. Te diste cuenta de que las casitas de uno o dos pisos se transformaban en edificiones de hasta 10 pisos, como un microcentro alejado, lleno de oficinas. Llegaron a un parque un poco más chico que el parque de Liverpool que ya conocías. Este no tenía lago. George estacionó a mitad de cuadra, frente a un pequeño edificio de 5 pisos con portón de vidrio. Le quitó el seguro a tu puerta, salió y te abrió, como todo un caballero. Tomó tu mano y la besó. Entraron al edificio, y George llamó al ascensor.
"Te va a gustar, es pequeño, y casi nadie lo conoce. Será nuestro lugar especial...". Querías quedarte ahí para siempre.
El ascensor llegó, era bastante pequeño. George te abrazó, como si no tuvieran suficiente espacio para estar separados, y apretó el número 5.
"Es el último piso..."
Te besó tiernamente lo que duró el recorrido. 
Abrió la puerta casi sin hacer ruido. El apartamento era de hecho bastante pequeño y sencillo, pero cómodo y muy bien decorado. Con un pequeño sillón, una mesa con sillas, la tele. Una puerta conducía a la habitación, con una cama matrimonial y un baño. Dejaste tu bolso allí, George ya estaba en la pequeña cocina compartida. Estaba preparando a cocinar la comida.
"Traje algo para preparar antes de irte a buscar, por eso me demoré..."
"Aww amor, no tenías que traer nada..." te pusiste detrás de el, lo abrazaste, acariciaste su pecho, su estómago, besaste su cuello...
"Tu solo relajate, yo me encargo de todo"
Te quedaste viendo como preparaba todo. Ayudaste a poner la mesa, y se sentaron a cenar a la luz de las velas. 
"Me encanta pasar tiempo contigo (tn)." te miraba fijamente.
"A mi también George, te amo... lo sabes... ahora ya empiezo la universidad" te apenaste un poco.
"¿Y cuál es el problema? Buscaremos tiempo. Aprenderemos a estar un poco separados, nos hará bien. Los reencuentros serán aún mejores..." era tan maduro, y tenía mucha razón. Además, vivían a cuatro calles de distancia. 
Terminaron de comer, y lo ayudaste a acomodar todo. Se sentaron en el sillon, el vantanal estaba con las cortinas abiertas. Las luces de Liverpool titilaban e iluminaban tenuemente todo el lugar. George volteó tu rostro hacia el, y te besó suavemente. Delicadamente jugaba con sus dedos sobre tu palma. Te dijo un "te amo". Y siguió besandote. Estuvieron un largo rato, fue muy tierno, se dijeron cuanto se amaban, que no querían separarse nunca mas.
Se puso de pie, y tomó tu mano. Te llevó en brazos hasta la habitación, totalmente a oscuras. Las sábanas olían a rosas... te diste cuenta, de que había pétalos de rosas por todas partes. George encendió algunas velitas, y se recostó a tu lado. Tomó un pétalo de la cama, y comenzó a recorrer tu mejilla, tus labios, mientras te miraba fijamente, con expresión concentrada. Tu no podías apartar tus ojos de el. Desabrochó un botón de tu camisa. Seguían mirándose sin emitir palabra. Desprendió tu otro botón, y así todo lo demás. 
"Es perfecto" pensaste. 
"Nunca me dejes (tn). Eres la mujer que amo." respiró aliviado.
"Sabes que no lo haré jamás. Tu eres el hombre que amo George."
Te siguió besando lentamente. Primero tus labios, luego tu cuello, tus clavículas. Hacía ese 'ronrroneo' que tanto te gustaba... y ya no se detuvo por nada. Tu intención tampoco era que lo hiciera. Ya no tenías vergüenza alguna con el. Lo amabas como nunca amaste, el corazón te quedaba chico, y a pesar de cualquier cosa, estabas segura que era correspondido. En el fondo era George el nombre grabado en tu corazón, y ya nada lo iba a borrar. Sus ojos, su perfecta y besable boca, su tono de voz, sus palabras. Todo el... era tuyo ahora. Todo lo que viviste con el, desde el primer dia, parecía encajar a la perfección, como en un rompecabezas. Y tu siempre serías de el.


Continuará...

7 Response to "Capítulo 25"

  1. Maisie Madcap Says:

    (Suspiro)

  2. Pia Says:

    Jajaja ♥_♥ este George :P

  3. Maisie Madcap Says:

    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  4. Maisie Madcap Says:

    Va a haber Capítulo 26?

  5. Pia Says:

    Si ! estoy en eso, ando ocupada jaja

  6. Maisie Madcap Says:

    Yo (hoy) estoy más bien desocupada, por eso protesto(?) JAJA

  7. dbe_379 Says:

    Waa amo tu novela, seguiras escribiendo? *w*

Publicar un comentario