Capítulo 25

Luego de dar vueltas en la cama por un par de horas te dormiste. A la mañana siguiente amaneciste bastante cansada, dormiste pocas horas, y fue un sueño ligero, soñaste muchas cosas, bastante nítidas. Estabas en tu casa, estudiando tranquila en tu habitación, cuando sentiste golpecitos en tu ventana. Abriste, y era una persona. Lo cual era imposible, porque tu habitación estaba en el primer piso. El sol el de fondo delimitiaba la silueta de esa persona, pero no podías verle la cara. Era un hombre. Tu estabas parada frente a tu ventana abierta, y esa silueta se acercó a ti, y te besó. Pero era un beso distinto... nunca llegaste a saber quién era. Despertaste con una sensación un poco extraña.
Te preparaste, y saliste. Caminaste las cuadras que separaban la heladería de tu casa bastante rápido, parte de ti quería que el día transcurriera rápido. Había bastante movimiento en la calle, ya casi se acababan las vacaciones, y la gente estaba aprovechando esos días al máximo.
Trabajaste tranquila, ya dominabas completamente todo. Te hacía sentir muy bien, aunque ya eran tus últimos días... quizá el último definitivamente. La semana siguiente comenzaría la universidad, conocerías personas nuevas, estarías más ocupada. George estaría ensayando intensamente, quizá hasta viajarían a algún lugar. Pero sabías que ambos se amaban, y no querían distanciarse. George no lo permitiría.
Las horas pasaban, gente entraba y salía de la heladería, veías por las ventanas mucho movimiento en todo Penny Lane. Pudiste comprobarlo cuando saliste a comer algo, el pequeño lugar donde comprabas tu almuerzo estaba abarrotado. 
Cuando faltaban pocas horas para cerrar John entró. Lucía un poco más apagado que de costumbre.
"¡Hola John!" trataste de sonar feliz para animarlo.
"Hola (tn), ¿Cómo estás?, ¿Puedes hacerme medio kilo de fresa, crema y chocolate para llevar?"
"Muy bien, gracias. Wow, se ve que tienes hambre" dijiste en el mismo tono.
"Es que Richard y Paul me esperan en la camioneta, vamos a dar una vuelta..." no lucía muy entusiasmado.
"John, ¿Por qué estás tan triste?" te acercaste a darle el helado, y le tocaste el hombro.
"Ya sabes... he discutido con tia Mimi. Es una mujer difícil, pero es lo único que tengo, y tengo que cuidarla..."
"Vamos, es tu tia, sabes que pase lo que pase, va a perdonarte." esbozaste una pequeña sonrisa.
"Si, hoy mismo hablaré con ella. Sucede que a veces extraño mucho a mi madre..." miró al piso.
Saliste de detrás del mostrador, y lo abrazaste bien fuerte. El te devolvió el abrazo. No sabías exactamente que le había pasado a su madre, pero lo suponías. Quisiste hacerle saber que estabas ahi para el.
"Todo va a estar bien, todos estamos aquí para ti. Habla con ella, hablar soluciona las cosas"
"Sabes, ya entiendo por qué George te cuida tanto. Y por qué Ringo... tu sabes. Eres una gran persona (tn)" 
"Ay John, solo soy tu amiga, eso es todo. Es lo que los amigos hacen." y rebobinaste. "Disculpa, ¿Ringo qué?"
"Está loco por ti. No solo le gustas y ya. Sino ya te hubiera olvidado... sabes que es así"
"Oh... bueno. Pues será mejor que lo haga. Yo amo a George, ya no temo decirlo."
"Eso es bueno. El te ama a ti. Ringo solo se ha empecinado como un chiquillo. En algún momento acabará. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea (tn). Debo irme."
Lo saludaste con otro abrazo, y se fue.
Quedaste sola, y no pudiste evitar pensar en Ringo. En el cambio producido en el, en su altivez, en como te había dejado ahi... esperando. ¿Esperando? Más bien en suspenso. Pensaste que si iba a besarte. Pero el ya no era tan predecible como antes. Te llamó la atención eso. El mismo dijo ser impulsivo, es más, te besó en la fiesta... Pero ahora lucía calmado, calculador. Se acercaba a milímetros de tus labios y no los besaba. ¿Cómo podía contenerse? Incluso a ti te costaba... Volviste a bloquearlo. Y la proxima vez que algo así ocurriera, lo apartarías de ti. Si el podía resistirse, tu tambien.
Cerraste el local a las 7 en punto. Comenzaste a caminar hacia tu casa, George no estaba por ningún lado. Estabas segura de haberle dicho que lo verías cuando terminaras de trabajar. El cielo estaba entremezclado con gris y naranja, estabas a mitad de camino. Sentiste una bocina detrás de ti, pero no prestaste atención. Volviste a sentirla, un auto te estaba siguiendo. Volteaste nerviosa.
Era George, conduciendo. Se detuvo cerca tuyo y te acercaste a la ventanilla.
"¿Necesitas que te lleve, muñeca?" arqueó sus cejas.
Casi te mueres. Tenía una camisa negra que le quedaba super sexy.
"Ay Geo, ¿Y este auto?" trataste de discimular un poco los nervios.
"¿Este bebé? Es de mi hermano Harold. Me lo prestó, junto con..."
"¿Junto con...?"
"Las llaves de su apartamento de soltero" te guiñó un ojo.
"¿Cómo?" no podías creerlo.
"Si, el vivió 2 años en un apartamento antes de casarse y mudarse. Suele quedar en desuso, o incluso Louise se ha quedado un par de veces. Pero ahora es nuestro. Vamos, te llevo a tu casa a buscar unas cosas."
Subiste al asiento del acompañarte. George se reclinó sobre ti para ponerle seguro a la puerta, y te besó. Apenas tocó tu barbilla con la yema de su dedo, y comenzó a conducir. Casi llegando a tu casa recordaste que dudabas que tus padres fueran a dejarte... pero se te ocurrió un plan.
Pediste a George que te dejara de paso en lo de Ellen. Tocaste el timbre, y por suerte ella abrió. La tomaste del brazo antes de que pudiera decir nada y la arrastraste fuera de la casa.
"Ellen, necesito un favor grandísimo" juntaste tus palmas y pusiste ojos tiernos.
"Mmm..." le hechó un vistazo al auto y a George en el asiento del conductor. "Ya me imagino... ¡es que son tan pillos ustedes!" y rió.
Subieron al auto, y George las dejó en la esquina de tu casa, el debía esperarte ahi. Entraton. Saludaron a tus padres, y les dijiste que Ellen te había invitado al cine y a quedarte en su casa, ya que era el último fin de semana de las vacaciones. Tus padres aceptaron, subiste a tu habitación con ella a cambiarte y llevarte algunas cosas.
"Oye, ¿Y dónde van a ir?" preguntó Ellen en voz baja.
"Al apartamento de soltero del hermano de George, pasaremos la noche ahi..." te sonrojaste y dejaste salir una risita.
"Oh... ¡qué romántico! Pasar la noche juntos... Y (tn)... ¿ustedes ya...?" abrió grandes los ojos.
"Ehm... pues... una vez, en Brighton..." nunca se lo habías contado a nadie.
"¿En serio?" pensaste que iba a regañarte. "¿Y cómo estuvo?" su sonrisa dejó ver todos sus dientes.
"Jaja... ¿Y cómo crees? ¡Genial! Hemos tomado todas las precauciones..." era la verdad.
"Pues entonces está bien. Nosotros aún no... pero quién sabe. Mientras sepas con qué estás lidiando...".
Eran muchachas maduras, ya sabían como tenían que hacerse las cosas, y George no era un improvisado. Tomaste tu pequeño bolso, te despediste de tus padres prometiendo que todo iba a estar bien, y bajaron.
Casi que corres hasta la esquina. Allí seguía el, esperandote. Sonrió ampliamente al verlas volver. Llevaron a Ellen hasta su casa, y arreglaron que si tu madre llegaba a llamar, que estabas en el baño, u ocupada, y que todo estaba en orden. Dudabas que fuera a llamar, pero por si acaso. Le agradeciste una y mil veces el favor, y le prometiste devolverserlo.
Doblaron la esquina por la calle de Ellen, y comenzaron a ir en una dirección que no conocías. Se alejaron de su barrio. Te diste cuenta de que las casitas de uno o dos pisos se transformaban en edificiones de hasta 10 pisos, como un microcentro alejado, lleno de oficinas. Llegaron a un parque un poco más chico que el parque de Liverpool que ya conocías. Este no tenía lago. George estacionó a mitad de cuadra, frente a un pequeño edificio de 5 pisos con portón de vidrio. Le quitó el seguro a tu puerta, salió y te abrió, como todo un caballero. Tomó tu mano y la besó. Entraron al edificio, y George llamó al ascensor.
"Te va a gustar, es pequeño, y casi nadie lo conoce. Será nuestro lugar especial...". Querías quedarte ahí para siempre.
El ascensor llegó, era bastante pequeño. George te abrazó, como si no tuvieran suficiente espacio para estar separados, y apretó el número 5.
"Es el último piso..."
Te besó tiernamente lo que duró el recorrido. 
Abrió la puerta casi sin hacer ruido. El apartamento era de hecho bastante pequeño y sencillo, pero cómodo y muy bien decorado. Con un pequeño sillón, una mesa con sillas, la tele. Una puerta conducía a la habitación, con una cama matrimonial y un baño. Dejaste tu bolso allí, George ya estaba en la pequeña cocina compartida. Estaba preparando a cocinar la comida.
"Traje algo para preparar antes de irte a buscar, por eso me demoré..."
"Aww amor, no tenías que traer nada..." te pusiste detrás de el, lo abrazaste, acariciaste su pecho, su estómago, besaste su cuello...
"Tu solo relajate, yo me encargo de todo"
Te quedaste viendo como preparaba todo. Ayudaste a poner la mesa, y se sentaron a cenar a la luz de las velas. 
"Me encanta pasar tiempo contigo (tn)." te miraba fijamente.
"A mi también George, te amo... lo sabes... ahora ya empiezo la universidad" te apenaste un poco.
"¿Y cuál es el problema? Buscaremos tiempo. Aprenderemos a estar un poco separados, nos hará bien. Los reencuentros serán aún mejores..." era tan maduro, y tenía mucha razón. Además, vivían a cuatro calles de distancia. 
Terminaron de comer, y lo ayudaste a acomodar todo. Se sentaron en el sillon, el vantanal estaba con las cortinas abiertas. Las luces de Liverpool titilaban e iluminaban tenuemente todo el lugar. George volteó tu rostro hacia el, y te besó suavemente. Delicadamente jugaba con sus dedos sobre tu palma. Te dijo un "te amo". Y siguió besandote. Estuvieron un largo rato, fue muy tierno, se dijeron cuanto se amaban, que no querían separarse nunca mas.
Se puso de pie, y tomó tu mano. Te llevó en brazos hasta la habitación, totalmente a oscuras. Las sábanas olían a rosas... te diste cuenta, de que había pétalos de rosas por todas partes. George encendió algunas velitas, y se recostó a tu lado. Tomó un pétalo de la cama, y comenzó a recorrer tu mejilla, tus labios, mientras te miraba fijamente, con expresión concentrada. Tu no podías apartar tus ojos de el. Desabrochó un botón de tu camisa. Seguían mirándose sin emitir palabra. Desprendió tu otro botón, y así todo lo demás. 
"Es perfecto" pensaste. 
"Nunca me dejes (tn). Eres la mujer que amo." respiró aliviado.
"Sabes que no lo haré jamás. Tu eres el hombre que amo George."
Te siguió besando lentamente. Primero tus labios, luego tu cuello, tus clavículas. Hacía ese 'ronrroneo' que tanto te gustaba... y ya no se detuvo por nada. Tu intención tampoco era que lo hiciera. Ya no tenías vergüenza alguna con el. Lo amabas como nunca amaste, el corazón te quedaba chico, y a pesar de cualquier cosa, estabas segura que era correspondido. En el fondo era George el nombre grabado en tu corazón, y ya nada lo iba a borrar. Sus ojos, su perfecta y besable boca, su tono de voz, sus palabras. Todo el... era tuyo ahora. Todo lo que viviste con el, desde el primer dia, parecía encajar a la perfección, como en un rompecabezas. Y tu siempre serías de el.


Continuará...

Capítulo 24

Te despediste de la familia de George, y les agradeciste por la divertida velada. Prometiste volver a visitarlos pronto. Salieron a la calle, ya totalmente de noche, alumbrada por grandes focos amarillos. John iba con ustedes, caminando bastante rápido.
"No puedo creerlo John. Hace dos días que volvemos de Brighton y ya discutes con Mimi..." George puso los ojos en blanco.
"Ya sabes como es, nunca ha sido fácil de llevar. Mucho menos desde que mamá se fue..." John calló. Iba mirando al piso. No sabías lo de su madre, pero lo suponías. Solo querías abrazarlo fuerte. Lo querías, era un gran amigo y una persona muy especial. 
George cambió rápidamente de tema, le preguntó por como iban las cosas con Ellen.
"Oh... muy bien a decir verdad. Cada dia siento que la quiero mas, aunque no hemos llegado hasta los límites de conocernos..." hizo una pausa.
"Vaya, que delicado eres" dijo George con leve disgusto.
"No seas niñito. No quise decir eso. Me refiero, a que aún no hemos formalizado. No como ustedes, que solo les falta el matrimonio, tortolitos" y golpeó a George en el hombro.
John siguió burlandose un poco más, hasta llegar donde Ellen. Y se transformó. Peinó apenas su cabello con sus dedos, y tocó el timbre. Abrió la madre de Ellen, tu solo la habías visto unas pocas veces.
"Buenas noches señora, venía buscar a Ellen para ir un rato a lo de los Starkeys, aquí a unas cuadras. No la traeré tarde" dijo con tono maduro y pausado.
"John, te conosco desde niños, no necesitas ser tan formal" dijo la señora risueña. "Le diré que venga. Buenas noches chicos" los saludó.
Ellen bajó en un santiamén, y saludó calidamente a John. Luego a ustedes.
"¿Joe y Sally no vendrán?" preguntó George.
"Oh... están empezando a diagramar detalles para la boda. Mi madre está eufórica, se la pasa hablando por teléfono con la madre de Sally... ya saben como es. John, ¿Por qué tienes un bolso?" levanto sus cejas.
"Eh... es que... peleé con tia Mimi, me quedaré en lo de Ringo por unos días..."
"Ay John, ¿que acaso no puedes contenerte?" puso cara triste. "No me gusta que peleen"
"Es que ya la conoces..." su cara tambien fue triste por unos segundos. Nunca habías visto a John triste. Ellen lo abrazó y besó su frente. Eso lo reconfortó y lo hizo sentir mejor de repente.
Caminaron un par de cuadras habia el centro, pasando por la panadería, y doblaron a la izquierda. Llegaron a una casa un poco más grande que la de George, también de dos plantas, pero sin flores ni canteros. John tocó el timbre, las luces estaban apagadas. Pasados unos minutos Ringo salió desde la puerta que conducía al patio.
"Hola muchachos, que bueno que vinieron" sonó como el Ringo de antes. "Vayamos por la puerta trasera, mis familia ya está durmiendo..."
Entraron a la casa sin hacer el menor ruido posible. Ringo los condujo a un pequeño armario en el primer piso, tiró de una puerta trampilla, y desplegó una escalerita. El subió primero, lo siguió John, luego Ellen, tu y último George. Luego Ringo volvió a cerrar la trampilla.
Te encontraste con una habitación genial. Estaba apenas alumbrada por esas pequeñs luces de colores de navidad o carnavales. Tenía varias cubieras de discos en las paredes a modo de decoración: Miles Davies, Ray Charles, Elvis, Lil' Richard... Todo cubierto por un material alfombrado para aislarlo del ruido. La habitación estaba semi en penumbras, pero pudiste vislumbrar a Paul sentado en un gran puff. Había varios en el piso, y varios instrumentos desperdigados, y amplificadores. Te sentaste en un puff, con George a tu lado. Ellen y John en otro, y Ringo en el que quedaba.
"¿Qué estaban haciendo?" dijo John, tomando una guitarra.
"Solamente cantabamos... nada en especial." dijo Paul.
"¿Y si cantamos algo todos juntos?" dijo Ringo. "Pero nos entusiasmemos demasiado, no quiero que vengan a echarnos" y rió.
"Ya sé" saltó Paul. "Cantemos 'Besame Mucho', ya que estamos con las muchachas..."
"Si que eres empalagoso Paulie, y eso que estás solo 'osito', jaja" se burló John. "De acuerdo, 1, 2, 3, 4..."

Besame, besame mucho
Each time I bring you a kiss
I hear music divine
So besame besame mucho
I love you forever
Say that you'll always be mine ♫♪

Ellen tu se miraron, era demasiado dulce. George tocaba su guitarra y te miraba, se movía suavemente de lado a lado al ritmo de la música. Volteaste a penas y viste que John tambien le cantaba a Ellen. Tus ojos se encontraron con los de Ringo, quién tocaba unos bongós sin siquiera mirarlos. Te estaba observando fijamente mientras cantaba...

Dearest one, if you should leave me
Then each little dream will take wings
And my life would be through
Oh besame, besame mucho
Ooh I love you forever
You make all my dreams come true ♫♪

Volteaste rápidamente, y seguiste mirando a George. Morías de amor al ver su boca diciendo "besame mucho", junto con su mirada sexy. Solo querías estar a solas con el y besarlo hasta que les dolieran los labios. Seguía moviendose suavemente de cada lado. Tocaba maravillosamente. El tenía esa habilidad, de hacerte sentir que estaban solos, aunque hubiera un mar de gente. No te contuviste y lo callaste de un beso. El soltó la guitarra un segundo, y te comió la boca, casi mordiendote. John tosió fuertemente, y George volvió a tomar su guitarra y a seguir tocando como si nada.

Ooh love you for ever
Make all my dreams come true
Ooh love you for ever
Make all my dreams come true ♫♪

Y terminaron la canción.
"Disculpen la pequeña... interrupcion." dijo George levemente avergonzado.
"Oh, no hay problema. De hecho, para igualarte..." John tomó a Ellen del rostro sin que ella pudiera verlo venir, y la besó apasionadamente. "Ya está, ya estamos a mano" dijo risueño. Ellen quedó roja como un tomate.
"Bueno, bueno, demasiado romanticismo. Ya no coman delante de los pobres" dijo Ringo apenado. 
Pasaron el resto de la noche jugando a las cartas y cantando, todos estaban contentos, incluso John, quién ya parecía estar mejor en su compañía. Ya era bastante tarde y tanto tú como Ellen debían volver a casa. Bajaron por la escalerita, y volvieron a salir por la puerta trasera. Tu ibas de la mano con George. Sentiste el aire fresco pegar en tus brazos descubiertos de golpe. Habías olvidado tu abrigo en el altillo.
"Ehm... amor, me dejé mi abrigo arriba... ¿Me acompañas a buscarlo?" te sentías tonta.
"Oh, descuida. Ringo, oye, ¡Ringo!, (tn) olvidó su abrigo arriba, ¿puedes acompañarla a buscarlo? Tu tienes la llave del altillo y de la puerta trasera..."
 No querías ir con Ringo a solas, menos al altillo, mucho menos de noche, y estando con George. Pero no querías quedar obvia. Lo seguiste en silencio hasta la escalera, el tampoco dijo nada. Subieron. Todo seguía apenas iluminado por las lucecitas. No recordabas donde había quedado tu abrigo, sobre el puff no estaba, y era de color oscuro, te iba a costar encontrarlo. Ringo solo estaba ahi, parado. Gateaste, te daba vergüenza, pero el parecía no querer ayudarte. Tú tampoco se lo ibas a pedir. Lo encontraste detrás de la guitarra de George. Te pusiste de pie.
"Bueno, aquí está" te lo pusiste. "Creo que ya podemos bajar..."
Ringo no dijo nada. Te miraba fijamente. Se acercó a ti, en medio de la penumbra, y se detuvo a peligrosos centímetros de tu rostro. No emitías sonido.
"Asi que..." dijo, su aliento fresco a menta te invadió en un segundo... "Te gusta que te muerdan al besarte" su voz sonaba sexy y sugerente. Su cabello cuidadosamente despeinado brillaba en los colores de las pequñas luces. Sus ojos se veían grises en lo oscuro.
Seguías sin hablar. Se quedó ahi parado.
"A mi también me encantan esas... travesuras, ¿Sabes?" no querías ni pensar en la cara de desconcierto que estabas poniendo. Se acercó a tu boca, como a punto de besarte, pero cuando estaba a punto de tocar tus labios retrocedió, se giró y se dirigió a la escalera. "Vamos, no queremos preocupar a nadie..."
Bajaste completamente en silencio. No entendías bien que estaba sucediendo. Te reecontraste con los demás abajo. Ringo los despidió como si nada, de hecho, bastante alegre. Ellen le dió un abrazo fuerte a John y lo besó dulcemente, y se fue con Paul para su casa, quién prometió en dejarla sana y salva.
George te acompañó a la tuya. No había un alma en la calle, todo era silencio. 
"Mmm... lo que daría por que te quedaras conmigo esta noche (tn)" dijo cerrando los ojos.
"Mi amor, tengo trabajo mañana... aunque ya es viernes. Mañana en la noche, si quieres..."
"¿Si quiero? Si fuera por mi ya te llevaría a vivir conmigo, y te pediría que te casas conmigo, mi pequeña princesa..." sus ojos tenían una expresión picarona, como su foto de niñito en su casa. Te acercaste a el, y lo besaste con pasión. Te tomó en sus brazos y te levantó, girandote. Solo los alumbraba una farola. Parecía una escena de película. Se refugiaron en un segmento de oscuridad, ya no te importaba la hora, solo no querías despegarte de el... de su hermoso cuerpo, sus ojitos ahora cerrados, sus suaves labios y su dulce boca de miel que tanto te gusta probar, sentir, morder... Lo besaste como si fuera la última vez que lo fueras ver. George emitía ruidos por lo bajo, como un gatito ronrroneando, te volvía loca. Sus manos de acariciaban y presionaban tu cuerpo contra el suyo. El beso era rápido, luego lento y pausado, para ser de nuevo rápido... querías detener el mundo en ese momento. Pero ya era por demás tarde. Volviste a casa, llegados a la puerta le diste interminables besitos cortos hasta que por fin se apartaron, prometieron verse al dia siguiente, y pasar la noche juntos. No sabías bien como, pero te las ibas a ingeniar. Entraste sin hacer ruido, te quitaste los zapatos antes de subir la escalera. Tus padres ya estaban dormidos, asumiste que no estaban enfadados, de otro modo te hubiesen esperado despiertos, listos para darte un sermón. Te pusiste y el pijama y te metiste a la cama. Te hervía la sangre, solo querías salir corriendo, tomar a George y meterlo a escondidas a tu habitación...
Cuando por fin te calmaste, comenzaste a quedarte dormida. Te ardían un poco los labios, los besos habían sido muy intensos... y ahí lo recordaste. 
"Asi que... te gusta que te muerdan..." su grave voz retumbó en tu cabeza. Debías admitir que un poco te gustaba, más ahora con esa actitud de niño malo. Pero lo bloqueaste. En algún momento iba a ceder, se iba a cansar. Era solo hasta que Amanda viniera de visita. Ahí no tendría tiempo de pensar en nadie más, y tu podrías disfrutar plenamente con George. Por ahora, las quedaba la noche del día siguiente para ustedes...


Continuará...

Capítulo 23

Luego de hablar con Ellen corriste a tu armario para ver qué te pondrías para la cena en lo de George. No sabías si ir elegante, o casual, o con vestido o jeans. Revolviste entre tu ropa, y finalmente te decidiste por una camisa azul claro (recordaste que a George le gustaba ese color) y unos jeans. Suponías que no iba a ser algo muy formal. Te cepillaste los dientes, y te fuiste a la cama. Te costó dormir de nuevo, pero hiciste el esfuerzo, bloqueaste los pensamientos negativos.
A la mañana siguiente te fuiste a trabajar animadamente, querías que el día pasara rápido. Efectivamente fue así. La heladería se llenó de clientes, niños, adultos, parejas, familias. Fue uno de los días más concurridos. Cuando saliste a comprar el almuerzo te diste cuenta de que hacía bastante calor, dentro del local no lo sentías. El cielo estaba completamente despejado, y de un azul celeste muy fuerte. Te recordaba a tus días en la playa. Por suerte, no viste a Ringo en todo el día, aunque con tantos clientes no tuviste tiempo de pensar en el. John y Ellen se dieron una vuelta cuando el sol estaba empezando a caer.
"Asi que... las cosas van en serio con Georgie" dijo John mientras sorbía un gran helado de chocolate.
"Pues si, hoy conoceré a su familia, el ayer se ha presentado formalmente a la mia" no pudiste evitar esbozar una gran sonrisa.
"Les vas a caer bien (tn), eres genial" John era aún más genial. "Ellos son muy buenos tambien, demostrativos, no entiendo como George estan callado a veces... pero definitivamente su familia no lo es."
"Son momentos, conmigo nunca fue demasiado callado..."
"Le gustas en serio, es por eso..." puso cara de enamorado.
"Por lo menos no es como este chiquillo, que me cuesta hacer callar" bromeó Ellen, poniendo los brazos en jarra. 
Se quedaron contigo hasta que cerraste, y te acompañaron hasta tu casa. La pasaban muy bien juntos, sabías que podías confiar en ellos, asi que hablaste sobre lo ocurrido con Ringo. Te sentirías muy incómoda la proxima vez que lo vieras. John prometió hablar con el, lo conocía hace bastante, y sabría como hacerlo entrar en razones.
Llegaste a casa, y te fuiste a arreglar. Tomaste una ducha rápida, te vestiste. Dejaste tu cabello suelto y te pintaste apenas los labios, querías que te conocieran tal cual eras. Bajaste al comedor, y avisaste a tus padres que ibas a estar a unas calles de allí, donde los Harrison. 
A las 8 en punto, sonó el timbre. Fuiste a abrir, y allí estaba el, perfecto como siempre. Con una camisa escocesa con un par de botones abiertos, jeans, el abrigo al hombro, hasta parecía que se había peinado. Estaba apoyado sobre el dintel de la puerta, y te miró a los ojos ni bien abriste. Esos ojos... casi te desmayas.
Se acercó lentamente, sujetó suavemente tu cintura, y te besó. Te apartaste de sus cálidos labios para saludarlo.
"Me vuelve loco ese sabor a fresa..." murmuró hablando de tu brillo labial, antes de que pudieras emitir palabra. Te sonrojaste.
"Ay Geo... tu me vuelves loca..." y era absolutamente verdad.
"¿Lista? Nos están esperando. Mi madre ya quería que te llevara a conocerla"
Caminaron las pocas cuadras hasta la casa de George. Estabas ansiosa, y algo neviosa. 
Llegaron a la casa de ladrillos con canteros que tu ya conocías. Entraron y George te llevó de la mano. Al pasar notaste que sobre una mesa junto a la puerta de entrada había varios portarretratos con fotos de niños. Algunas en días de escuela, otras de George y los que parecían ser sus hermanos. Te gustó una particular, donde estaba el, de unos 4 o 5 años de edad. Tenía el cabello castaño claro, y una pícara sonrisa. Llegaron a la sala de estar. Allí estaban sus padres.
"Mamá, papá, ella es (tn), mi novia" te presentó.
"Ay George, es aún más bonita de lo que nos habías contado" dijo su mamá, Louise. Era castaña, de cabello corto. Unos hoyuelos se formaban en sus mejillas cuando sonreía. La saludaste con un apretón de manos, pero ella te abrazó calidamente.
"Mucho gusto" les dijiste.
"El placer es nuestro" dijo Harold, el papá de George. "George nos ha hablado muy bien de ti". Era bastante alto, al igual que su hijo. También parecía muy simpático.
"Tus hermanos están afuera George, aprovechando la cálida noche" dijo su madre.
"Ven..." George movió su cabeza en dirección a la puerta trasera. Su patio era bastante grande, con pasto, y un columpio bastante amplio bajo el alero de la casa. 
Había varios canteros con violetas, nomeolvides, y un rosal que abarcaba una buena porción de la cerca trasera. Lucían muy bien cuidados, y resaltaban entre el pasto y la cerca, de colores apagados.
Se acercaron al columpio y allí sentados estaban dos muchachos un par de años mayores que ustedes, un chico y una chica. La muchacha tenía el pelo castaño claro, y era muy parecida a su madre. De hecho, también se llamaba Louise. El muchacho, también alto como George y su padre, de nombre Peter, se puso de pie y te saludó con un apretón de manos. Louise esbozó una sonrisa y te saludó con un beso en la mejilla. Se sentaron junto a ellos en el columpio, George te rodeó con su brazo.
"Asi que, tu eres la famosa (tn)" dijo Peter.
"George nos ha hablado mucho de ti" siguió Louise. "Eres la primer muchacha que trae a casa"
George la codeó, se notaba avergonzado.
"¿Dónde está Harold?" preguntó, "Pensé que ya habría llegado"
Según lo que George te había contado, Harold era su otro hermano, quién ya estaba casado y vivía fuera de casa. 
"No debe tardar, también tenía ganas de conocer a (tn). Esto es todo un acontecimiento" dijo Pete entre risas, y revolvió el cabello de George. Te diste cuenta que si bien George ya estaba crecido, seguían tratándolo como el pequeño. Hablaron un rato, te preguntaron que ibas a estudiar, de donde venías, te contaron anécdotas de cuando George era pequeño. El se sentía levemente avergonzado, y continuaba rodeandote con su brazo. 
Luego George pasó a mostrarte las partes de la casa que aún no conocías. Subieron al primer piso, y abrió una puerta blanca al final del pasillo. Era su habitación. Como Harold ya no vivía en la casa, la tenía para el solo. Estaba pintada de azul claro, con algunas imágenes de paisajes y de guitarras hechos a mano, y algunas fotos del cielo, plantas, insectos pegadas en las paredes y una cama en medio. Su ventana daba al patio trasero. Te acercaste a esta, y corriste levemente la cortina. Pudiste ver los colores de las flores resaltando en el anochecer.
"Me gustan mucho las flores de tu jardín Geo"
"Yo las cuido, ¿Sabes?, los nomeolvides son especialmente delicados..." respondió desde detrás de ti. No sabías que le gustaba la botánica, cada día descubrías algo nuevo de el. Te contó como consiguió los pimpollos y el mismo los plantó, al igual que las flores de los canteros de la entrada.
"Suelo hacerlo de noche, temo que si John o alguien me ve, me burlen de por vida".
Volteaste y lo viste sentado en su cama. Te sentaste junto a el, y comenzó a besarte lentamente. Te sujetaba suavemente el rostro, te volteaste para quedar frente a el. Se apartó de ti, y se corrió hasta su mesa de luz. Del cajón sacó una cámara de fotos. 
"Me siento un tonto, con tanto apuro, olvidé llevarla al viaje. Me encanta tomar fotografías..." se la colocó frente al rostro. "A ver, dame tu mejor sonrisa".
"Ay Geo... no soy muy fotogénica..." te daba vergüenza.
"Vamos... si eres perfecta. Solo sonríe"
Sonreíste y te apartaste el pelo de la cara. Te tomó dos fotografías. Luego se acercó a ti, te besó y extendió su brazo para tomar otra más. No tenías fotos con el aún. Se pusieron de pie, y se tomaron otra foto, esta vez con unas grandes sonrisas. Luego otra dándote un beso en la mejilla. Ya querías verlas en papel.
Cerca de las 9 llegó Harold, y la señora Harrison llamó a todos. 
El sí que se parecía un poco más a George, en especial en los ojos. Te saludó cálidamente, su esposa era muy bonita. Por un segundo te recordaron a Joe y Sally, lucían muy felices juntos, y según George, hacía pocos años que estaban casados. La señora Harrison había cocinado pasta, se sentaron todos en la gran mesa del comedor. Tu junto a George. Hablaron sobre música, y televisión, películas. Te contaron que la señora Harrison era comadrona, y el señor Harrison era conductor de autobus, aunque anteriormente había sido un gran marino.
"Siempre cuentas las mismas historias pá..." dijo George, sonando como un niño. George era evidentemente el pequeñín, y Louise la dominante, era la mayor de los cuatro y la única mujer. Peter era risueño, muy parecido a John en cuanto a su humor, y Harold tenía casi la misma voz que George. Eran una gran familia unida. Luego del postre se sentaron en la sala de estar, y el señor Harrison puso un disco de Ray Charles, tomó la mano de su esposa y la sacó a bailar. Harold hizo lo mismo con la suya. George se paró y extendió su mano frente a ti. Te dió vergüenza, pero no podías rechazarlo. La tomaste, y comenzaron a bailar. Todos reían, los temas eran bastante movidos, y cuando empezó a sonar Hit The Road Jack, el señor Harrison bailaba de forma graciosa moviendo los brazos. Louise y Peter se desternillaban de risa en el sillón.
"(tn) va a pensar que somos unos locos" dijo risueña la señora Harrison.
La estabas pasando bien, no querías irte aún. Sonó el timbre. Peter fue a ver quién era, regresó y le dijo a George que lo buscaban en la puerta. Lo acompañaste a ver quién era.
John estaba parado con un pequeño bolso en la mano.
"Georgie... y (tn)." Te saludó moviendo una mano."Escuchen, me quedaré donde Ringo un par de días... y Paul está ahi con el ahora. Pensé en buscar a Ellen e irnos para allá a pasar el rato. ¿Vienen?"
"¿Cómo que te vas a quedar con Ringo unos días?" preguntó George.
"Si, tia Mimi está histérica y hemos discutido. Me iré hasta que se calmen un poco las cosas, y los Starkey no tienen problema en recibirme." Se notaba que no era la primera vez que John se iba de su casa unos días. "Ahora mismo está Paul allá, jugando poker en el altillo con Richard"
Te contaron que la casa de los Starkey tenía un altillo con un leve arreglo acústico que lo hacía especial para fiestas o pequeñas reuniones, incluso para practicar. Tenías trabajo al día siguiente, pero no perdías nada con pasar un par horas ahí con los muchachos. Salieron a pie en busca de Ellen. Nunca habías ido a la casa de Ringo.


Continuará...

Capítulo 22

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Llegar a tu casa nunca había sido tan reconfortante, ya extrañabas tu hogar. Tus padres te recibieron con un gran abrazo. Entraste a tu habitación, y de repente todo te pareció nuevo, los colores, aromas, la iluminación. Te arrojaste sobre tu cama, la habías extrañado, pero sabías que ibas a extañar dormir con George a tu lado...
Tomaste una larga ducha, y acomodaste tu uniforme para el dia siguiente. El viaje de regreso te había dejado cansada, asi que te acostaste a dormir. Te costó un poco, pero consiliaste el sueño. Soñaste con recuerdos entrelazados del viaje. El mar, George, el carruaje y los caballos, John y Ellen riendo, el brindis y las gotas que volaban por los aires como pequeños diamantes, sentiste de nuevo la arena bajo tus pies, y los besos de George callendo uno tras otro sobre tus labios y todo tu cuerpo, todo matizado por un leve color azul celeste...
A la mañana siguiente sonó tu despertador. Fue un amargo despertar, seguías con sueño, y estabas sola en tu habitación, pero no importó. Te cambiaste lentamente. Fuiste al baño, te lavaste la cara y los dientes, y partiste al trabajo.
La mañana estaba cálida, incluso más que mañanas anteriores. El cielo estaba casi limpio, excepto por unas pocas nubes difuminadas. Liverpool era pequeño, pero lleno de vida. En Penny Lane ya había gente desde temprano, pero nadie que conocieras, seguro estaban todos agotados durmiendo en sus casas.
Tu jefe te dijo que podías trabajar el resto de la semana, que luego ya no haría falta. Te parecía muy bien, ya te habías inscripto a la universidad, y las clases comenzarían la semana siguiente.
La mañana transcurrió sin prisas ni sobresaltos, solo algunas señoras entraron, y un par de niños. Hicieron un poco de desastre, pero nada que se te complicara en limpiar. Tomaste unos minutos al mediodía para comer algo, y volviste. Llevabas algunos libros para no aburrirte mientras tanto. Casi todos eran de poesía, te fascinaban. Muchos autores como Pizarnik, Neruda, Quevedo te recordaban a George en muchos de sus poemas. Ponían en palabras lo que muchas veces te costaba expresar.
A media tarde la puerta de entrada se sacudió de golpe. Un niño entró corriendo agitado y se subió a una de las banquetas del mostrador.
"Me han mandado a traerte esto" dijo apurado.
Dejó una pequeña nota con una flor seca sobre el mostrador, y salio corriendo antes de que pudieras decir nada. Abriste el papelito doblado prolijamente. Escrito con una hermosa caligrafía había lo que pensaste era una estrofa de una canción, y dibujos de notitas musicales.

You don't realize how much I need you,
Love you all the time and never leave you.
Please come on back to me,
I'm lonely as can be,
I need you.

Te amo (tn), pasaré por ti cuando salgas,
                                                 George

Destacadas estaban las palabras 'I need you', 'love you' y 'te amo'. Casi te caes al piso de amor, George era tan detallista, no esperabas la hora de verlo y arrojarte a sus brazos, lo extrañabas como si hicieran años desde la última vez que se vieron.
Te quedaste como boba mirando la nota por minutos, pensando en todo lo que le dirías cuando lo veas, en los besos, las caricias... y las campanillas de la puerta volvieron a sonar. Creíste que era el, pero no. Eran Paul y Ringo.
"¡Hola muchachos!" te alegró verlos.
"¡Hey!" saludó Paul, "¿Cansada?"
"Jaja, no te das una idea"
Hablaron sobre la vuelta a casa, la vuelta al trabajo, los ensayos, el compromiso de Joe y Sally, y demás. Ringo estaba bastante callado, pero no dejaba de mirarte. Paul te contó que Emily vendría a quedarse a Liverpool en unos días, y que si bien Amanda no vendría, seguro pasaría de visita bastante seguido. No dijiste nada... no querías hacer notar tu leve desagrado.
Pidieron dos helados, los comieron casi en silencio, luego se fueron. La heladería quedó vacía. Volviste a tomar la nota en tu bolsillo y la contemplaste una vez más, rosabas con tus dedos las palabras de su puño y letra, contabas las horas para verlo. Las campanillas de la puerta volvieron a sonar. Ringo entró corriendo.
"Disculpa, olvidé mi billetera..." dijo, acercándose a la banqueta donde había estado sentado. Hizo ademán de tomar algo y guardarlo en su bolsillo trasero. No pudiste ver si efectivamente había olvidado su billetera ahí, pero ya no importaba.
"Oh... no la había visto, menos mal que te diste cuenta" le dijiste seria.  Sabías lo que venía. Lo que siempre sucedía cuando estabas con Ringo a solas.
"Este... (tn)... en realidad venía para pedirte disculpas" una pequeña chispa cálida se encendió dentro de ti.
"¿Disculpas?" pensaste que jamás iba a decirlo.
"Si, por tratarte mal aquella vez en Brighton. Me sentía triste, celoso... enojado. Pero me di cuenta de que el rencor no conduce a nada..."
"Wow, de acuerdo, acepto tus disculpas. No me gusta pelear contigo Ringo. Sabes que quiero ser tu amiga, yo..."
Ringo se mordió el labio... tu lo observaste con detenimiento. No tenía esa expresión de niño pequeño que lo caracterizaba, sino que lucía maduro. Eso te gustaba, te gustaba bastante a decir verdad...
Se acercó al mostrador, te miraba fijamente. Estaban a solo centímetros, podías ver las pequeñas vetas de azul más oscuro en sus retinas. Sus ojos eran los más penetrantes que hubieras visto jamás. Tan grandes, tan azules, tan profundos. No necesitaba decir nada, sus ojos hablaban por el. Se apartó el pelo de la cara.
"(tn), no sé que me haz hecho. He conocido otras chicas, pero sigo pensando en ti, ninguna me es suficiente, y nunca te tuve como para poder saberlo."
No sabías que decir. Te perdiste en sus ojos y sus palabras. Notaste que su voz era un poco más profunda que la George, al fin y al cabo, el era mayor que George.
"No lo entiendo, simplemente me vuelves loco. Sueño contigo, siento tu aroma, tu voz, te imagino cuando..."
"Ringo, no está bien que hagas eso... no es justo para ella tampoco" aunque Amanda fuera bastante cretina, no le deseabas que jugaran con ella.
"Yo sé bien que Amanda no me quiere. Pero necesito buscar otra cosa, estar con otra chica. Esto no es bueno, tu tampoco me quieres, y debo autorespetarme... sino enloqueceré"
"Ya te expliqué una y mil veces como es..." cada conversación que tenían te confundía más y más. "Ringo... ya no sé que pensar. Eres dulce, después te alejas, después vienes y me insultas... no te entiendo."
"Es que" te interrumpió, "Yo tampoco lo entiendo. Nunca sentí esto. Lo supe desde que te ví ahí parada, tímida, con tu vestido azul. Desde que escuché tu voz, desde la primera vez que te oí decir mi nombre. Pero tardé, como siempre. Soy un imbécil. ¿Cómo competir con alguien que mide 20 cm mas que yo, moreno, atlético, inteligente y con ojos despampanantes? Era obvio que iba a perder..."
"No eres menos físicamente, Ringo. Eres aún más alto que yo, y tus ojos..." te detuviste, no querías ilusionarlo. "Pero amo a George, ¿Entiendes?, lo amo, quiero estar con el siempre... estoy enamorada"
"Y lo sé. Sé que el te quiere, es mi amigo. Yo también lo quiero, como a un hermano. Pero a te amo a ti también. No me puedo alejar, no puedo irme. Ya no sé que hacer. En fin, estoy enloqueciendo. Eh... Solo quiero que sepas que lamento haberte tratado mal, no volverá a pasar... Me tengo que ir, adiós"
Se marchó sin decir más. Optaste por la salida fácil, suprimir a Ringo de tu mente, aunque te costara, por lo menos por ese día. Verías a tu amor en unos pocos minutos, y querías que todo fuera perfecto.
Esperaste ansiosa el horario de salida, y al fin llegó. Acomodaste todo, cerraste el local, y te quedaste esperando sentada en un cantero, de espaldas a la vereda. Pasaban los minutos, esperabas ansiosa mirando tu reloj. Sentiste un leve cosquilleo en tu nuca, que se acercaba a tu rostro, pasando por tu cuello. Era una rosa. George estaba detrás de ti, sosteniendo la flor y acariciandote con ella. Te volteaste, y lo besaste de lleno en los labios. El quedó con sus ojos abiertos, sorprendido. Lo abrazaste estrechamente contra ti, casi lo partes en dos.
"Amor, la nota... fue lo más bello que pudiste haberme dado..."
"La letra, la escribí pensando en tí. Todavía necesito ponerle la música"
Nunca nadie te había dedicado nada, mucho menos escrito. George era todo lo que soñaste, guapísimo, atento, protector... de solo pensar en el se te llenaba el estómago de mariposas. Caminaron hasta los suburbios, pero no fueron a tu casa, ni a la de el. Solo caminaron, hablando, riendo, buscandole formas a las nubes. George parecía callado en algunos momentos, pero cuando estaban a solas podías hablar de todo con el, era sumamente inteligente, gracioso y sabía escuchar. 
Se estaba haciendo tarde, y querías por lo menos pasar por tu casa a avisar que te había ido bien. George te acompañó, insistió en presentarse formalmente como tu novio ante tus padres. Te daba vergüenza, pero sabías que a tus padres les había caído bien. En efecto, ambos estaban muy conformes, George se portó como todo un caballero. Lo invitaron a quedarse a cenar con ustedes. Habló con tu padre sobre autos de carreras, se notaba que le encantaban, y a tu padre tambien, eso fue un plus. Tu madre lo miraba encantada.
Se despidió temprano, sabía que al día siguiente tenías trabajo de nuevo, lo acompañaste a la puerta.
"Ay George... eres perfecto. Mis padres te adoran."
"No seas tonta, no soy perfecto. Tu me haces sentir perfecto" te besó suavemente. "Creo que es hora de que conoscas a mi familia entonces..."
"Me encantaría, dime e iré" nunca te habías puesto tan en serio con alguien, pero querías conocer a la familia Harrison.
"Mmm... ¿Mañana?" arqueó sus cejas justo como te gustaba.
"Wow... bueno, si tu quieres. Yo no tengo problema alguno"
Se despidieron largamente, sus besos eran perfectos. El te guiaba siempre, sabía justo donde acariciarte, temblabas como una hoja entre sus brazos. Quedaron en verse al día siguiente a las 8, te daba tiempo de volver a casa y arreglarte.
Corriste a tu habitación y llamaste a Ellen. Como siempre, le contaste todo, de George, tus padres, Paul y Ringo. Y decidiste seguir con el plan de bloquear a Ringo de tu mente. Lo que menos querías era que te empezaran a gustar sus ojos azules, o su físico... No, no era correcto. Quizá así se daría por vencido de una buena vez, aunque eso significara sacrificar su amistad. Te dolía, pero no podías hacer nada más, el amor de George haría que olvides todo. El tiempo solucionaría las cosas.


Continuará...

Capítulo 21

El dia siguiente transcurrió tranquilo. Volvieron a la playa, si bien Paul insistió en ir a lo de Emily, a nadie le caía lo suficientemente bien como para aceptar la invitación. Aunque no se lo dijeron, parecían llevarse bastante bien. En vez de eso volvieron al lugar de siempre. Todos, excepto Ringo y Paul, quienes irían a traer a sus chicas; y Joe y Sally, quienes tenían planes a solas.
La playa estaba aún más desierta que de costumbre, la temporada alta ya estaba terminando. Al día siguiente, por la tarde, estarían regresando a sus hogares. Trataste de grabar cada pequeño momento vivido allí en tu retina. Probablemente no volverías hasta dentro de un año. Miraste el mar, sumamente azul, un poco encrespado. Sentiste la arena en tus pies, que iba engrosándose a medida que te acercabas al mar. La cálida brisa rozaba tus mejillas y tus hombros, despeinando levemente tu pelo, la sal del mar perfumaba todo el ambiente. Dejaste tus cosas junto a las de los demás, y te acercaste sola a la orilla. El mar mojaba tus pies, alibiando la quemazón de la arena. Pensabas en todo lo que te había sucedido en esos días lejos de tu casa. Se te cruzaban imágenes de George, sus besos, su dulzura. Las luces de la noche, el sonido de guitarras, canciones. Los frescos chapuzones bajo las olas, las risas. Las palabras de Ringo te nublaron levemente el corazón. Recordaste sus ojos enojados, eran sumamente expresivos. Su tono de voz lleno de resentimiento, que te hería como un puñal. Viste sus ojos reflejados en el azul del mar... los recordaste al borde de las lágrimas que tanto le costaban contener. Pensaste en Seth, pero no con miedo, sino con cautela. Sabías que tenías amigos y un novio que cuidaban de ti. De repente George volvió a tu mente, su aroma, su suave piel... Sus ojos negros reverdecidos por el reflejo de los árboles, la arena en su pelo. Su suave voz en tus oidos cuando hicieron el amor... Sentiste su boca besando tu cuello, pero no era un recuerdo. George estaba detrás de ti, abrazandote por la espalda.
"¿En qué piensas?" murmuró.
"Estaba repasando las vacaciones, es prácticamente el último día..." miles de imágenes revoloteaban en tu cabeza.
"Descuida, ya volveremos..."
"¿Ya están amargados?" John los interrumpió. "¡Todavía no nos hemos ido!" tenía la habilidad de con solo tres palabras levantarles el ánimo.
Aprovecharon la soledad de la playa para jugar una carrera hasta el agua. John era muy tramposo, tiró a Ellen al piso, y fue por George. Le costó pero al fin también le puso un tacle. Tu ya estabas muy adelantada, cuando lo sentiste correr tras de ti. Casi te toma por la cintura, pero le ganaste y llegaste primero al agua. Te sumergiste bajo la primer ola. Extendiste todo tu cuerpo bajo el agua, dejaste que la corriente te traspasara. Fue muy liberador. Querías dejar todos los rencores, todos los momentos malos atrás, siendo arrastrados fuera de ti. Después de todo, estabas con quién querías estar, tu amor, y dos de tus grandes amigos.
Se divirtieron y rieron como siempre, John no aceptaba que había jugado sucio. Salieron a tomar un poco de sol y secarse. Se recostaron con sus toallas en circulo.
"Ringo y Paul ya deben estar por venir..." dijo George mirando su reloj.
"Uff... si es así, mejor que se queden besuqueandose en la casa" Ellen se oyó molesta.
"Vaaamos, ¿y perdernos del placer de ver a Ringo fusionarse con Amanda?" dijo John entre risotadas. "¿Te lo imaginas? Quedaría una chica bajita, narizona, y dos veces más torpe que Ringo. Y nos olvidemos de la querida Emily 'no me toques el cabello', jaja"
"No sean tan malos... por lo menos ellos están contentos..." tratabas de conciliar las cosas, aunque te morías de la risa.
"No sé si Paul está tan contento, Emily es poco... falsa" George miró para abajo. "Y el no es tonto, solo buen tipo"
"Por lo menos Ringo es feliz. Y tiene la boca ocupada, no tenemos que escucharlo quejarse por todo" John bajó el tono de voz. "Shh, ahi viene, actúen casual".
"Hey, ¿Qué hacen?" saludó Paul.
"Mmm, pues tu sabes, siendo casuales, aquí en playa... qué casualidad que lleguen en este momento" John siempre tan irónico.
Emily los saludó y se recostaron en el círculo con ustedes. Reinó un silencio incómodo, no tenían mucho tema de conversación con ella. Ringo aún no llegaba. Pasaban los minutos sin nada que decir.
"Asi que... ya mañana regresamos" al fin Paul habló. Sonó cabizbajo.
"Pues si, de vuelta la vida real" dijo George.
"A las obligaciones, a la universidad..." Ellen sonaba seria. "Y ustedes a ensayar, a ver si al fin llegan al estrellato"
"Sabes que lo haremos" dijo John desafiante, y la besó en los labios. Al ver esto, George te besó a ti. Sus labios sabían a miel...
Emily besó a Paul, para no ser menos, y pellizcó su mejilla. Era obvio que a el no le hacía mucha gracia eso.
"En un par de dias estaré allí en Liverpool yo tambien. Comenzaré a estudiar diseño de modas" Emily soltó una risita. "Podremos pasar mucho mas tiempo juntos..." puso ojos sexys, Paul se sonrojó.
En ese instante llegaron Ringo y Amanda. La camisa de Ringo estaba abotonada como a las apuradas, y tenía marcas en su cuello. No una, varias marcas. Se veía muy vulgar, y tonto. Se aguantaron las ganas de reírsele, el se creería tan genial teniendo a Amanda poco más babeandosele encima. Pero nadie dijo nada.
El resto de la tarde transucurrió tranquila. George, Ellen, John y tu volvieron una vez más al mar, quizá por última vez ese verano. Al salir Ringo, Paul y las muchachas se habían ido.
Se secaron, tomaron sus cosas y comenzaron a caminar a casa. Pasaron por una heladería en el camino y tomaron helado. Recordaste que aún te quedaban unos días de trabajo en la heladería cuando regresaran, aunque no te molestaba, era un lindo trabajo.
Esa noche era la última presentación de los muchachos, lo que los ponía felices, ya estaban un poco cansados, si bien eran sus vacaciones, en Liverpool solo tocaban una vez por semana, o cada dos. 
Subieron cada uno a su habitación para alistarse. Te pusiste el vestido rojo una vez más, pero esta vez George se quedó contigo hasta que terminaste de arreglarte, no tenían apuro.
"Ay... no ese vestido... creo que tendré que tocar con los ojos cerrados" dijo acercándose a ti. "No podré ver a nadie más..." arqueó sus cejas, era tan sexy. Te tomó en sus brazos, y te besó profundamente, casi hasta dejarte sin aliento. Te volvió a poner en el piso, y te acorraló contra la pared. Te siguió besando el cuello... era tu punto débil. Sus manos recorrían tu cuerpo suavemente. Rozabas sus brazos, con sus músculos tensionados. En un momento te detuviste. Si seguían así, quién sabe dónde podrían terminar. No era el momento, había que irse a tocar.
Bajaron a la sala de estar, Ringo ya estaba allí, listo. Paul llegó un poco después. Lo siguieron John y Emily, y Joe y Sally, quienes se veían por demás curiosos. Cruzaban miradas cómplices a cada momento, pero nadie preguntó nada. Fueron todos juntos en la camioneta de Paul. Cantaron y rieron como nunca, querían divertirse lo más posible en esa última noche. Hasta Ringo lucía más feliz, haciendo ritmos con sus baquetas contra el aciento del acompañante. Lo miraste por unos segundos, como agitaba su melena, sus brazos... era lindo, definitivamente. 
Llegaron al mismo bar de la noche anterior, y los muchachos se fueron tras bastidores. Ellen y tu pidieron unos tragos, pero ella te ayudó a traerlos de nuevo a la mesa. Para su tranquilidad, Seth no estaba en ninguna parte. Seguro Paul había hablado con Emily, y ella con su hermano. Se lo agradecerías más tarde.
El presentador los introdujo, y dijo que sería su última noche en Brighton. Las chicas se volvieron locas. Una incluso quiso subirse al escenario, y casi toma a John por un tobillo. Ellen se contuvo de no ir a atacarla, a ti te causaba mucha gracia. Suponías que en algún momento eso iba a ser normal, que las chicas iban a querer estar con ellos. Pero tu sabías que George solo tenía ojos para ti.
Tocaron temas movidos, todos bailaban como locas. Tu con Ellen, y Joe y Sally, quienes lucían especialmente felices. Emily y Amanda llegaron un poco más tarde, pero no bailaron tan animadamente, sino que se limitaron a hacer ojitos. Varias chicas las miraban mal, seguro sabían que estaban con Ringo y Paul. Además estaban muy arregladas, como de costumbre, con muchos brillos y maquillaje.
George y Paul bajaron primero. Paul llegó hasta donde estaba Emily, y ella lo saludó con un beso en la mejilla. Lo tomó de la mano, y lo alejó hasta el otro lado del bar. Te sorprendió que dejara a Amanda sola. 
Geo te saludó con un tierno beso en los labios.
"Voy por algo para tomar, ya regreso" dijo, acariciando tu mano.
Al ver a Amanda sola, te acercaste para hacerle compañía. Al fin y al cabo, nunca habías hablado con ella.
"Hola", la saludaste un poco fuerte, la música estaba alta.
"Ah... hola." dijo sin mirarte.
"Ringo ya debe estar por bajar" trataste de sonar amable.
"Eso espero, quiero irme de aquí, disfrutar mi última noche con el... ¿Quién sabe cuándo nos volveremos a ver?" seguía sin mirarte. Solo observaba la puerta que daba al escenario, a ver cuándo volvería Ringo.
"Puedes ir a visitarlo cuando quieras. Seguro a el le encantará, seve que ustedes se llevan... bien" tratabas de discimular que no te gustaba que no te mirara al hablar.
"Ay si, seguro que iré. No dejaré que ninguna otra tonta ponga sus manos sobre mi Rin Rin... y menos cuando se haga famoso" acentuó la última palabra.
"¿Famoso? Bah, seguirá siendo el mismo Ringo..." ya sabías cuales eran sus intenciones.
"Puede que si, es lo de menos... se volverá más atractivo para otras mujeres. Y todos hablarán de el... y de su novia. La cual seré yo, obviamente..."
La dejaste hablando ahi sola. Agradecías que no viviera en Liverpool, era obvio que era solo una oportunista, solo buscaba fama. Al poco rato George volvió y te quedaste con el. Ringo y John bajaron, habían estado guardando los instrumentos. Ellen y el se quedaron con ustedes bailando y charlando un largo rato. Ringo, Paul y sus chicas se fueron más temprano, seguro a disfrutar su última noche. 
El bar comenzó a quedar vacío antes de lo acostumbrado, y tanto Joe, Sally y ustedes regresaron juntos a casa. Paul se había llevado la camioneta, asi que volvieron caminando. No era una gran distancia, y la noche era agradable. Joe y Sally seguían igual de complices que antes, caminado abrazados. Aunque no dijeron nada.
"Esto si que es genial. Paulie cambió a sus seis amigos por un maniquí con peluca" dijo John, todos rieron.
"Se nota que te cae bien..." opinó Joe.
"¿A ti si? Hay que ser ciego para no darse cuenta de que solo los quieren por ser músicos..." todos asintieron.
"Estuve charlando un poco con Amanda esta noche... y en efecto, es así. Ella solo quiere a Ringo porque otras chicas tambien les parece atractivo. No porque vea algo especial en el." te hacía sentir bien saber que no eras la única en notarlo.
"Bueno, pero no podemos hacer nada" dijo George serio. "Ellos deben descubrirlo por si solos..."
"Creo que es lo mejor, de los golpes de aprende. Aunque si los llegan a lastimar demasiado, se las verán conmigo" dijo Ellen burlona. 
"¿Tú y cual ejército? jaja" John se burló.
Llegaron a la casa y todos se fueron a dormir. Estaban cansados, y mañana era la última tarde, al caer el sol estarían regresando. 
George se acostó junto a ti, y comenzó a besarte. Tu lo seguiste, el guiaba tus manos... se entretuvieron un rato, y se quedaron dormidos entrelazados. A la mañana siguiente todos amanecieron casi a la hora del almuerzo. Como era el último dia, decidieron pasarlo todos juntos. La buena noticia era que Emily y Amanda no los acompañarían, pero todos discimularon sus caras de alegría.
Para variar, prepararon un gran almuerzo en la casa. Los chicos compraron lechugas y tomatas. Las chicas y tu cocinaron hamburguesas y las prepararon. Se sentaron todos al rededor de una gran mesa que había en el patio. Comieron con voracidad al principio, contaron chistes, todos estaban realmente felices. En un momento, Joe se puso de pie, y golpeó su vaso con un tenedor un par de veces.
"Amigos... amigos, Sally y yo tenemos algo importante que contarles, ahora que estamos todos juntos" se miraron entre si, Sally casi explotaba de emoción.
"Bueno..." prosiguió. "Como ya saben, nosotros hemos estados juntos desde hace mucho tiempo ya. Y gracias al consejo de mis amigos, he decido tirarme a la pileta..." no tenías bien en claro a dónde quería llegar.
"Es decir, yo sé que si me arrojo a la pileta, Sally estará allí para recibirme. Lo que estoy tratando de decir, es que anoche le propuse matrimonio..." rasco su cabeza.
"Aaaaaaaaaaw" dijeron tú, Ellen y John al unísono.
"¡Y he dicho que si!" saltó Sally, super feliz, mostrando un delicado anillo con un brillante. Todos los abrazaron cariñosamente y los felicitaron, era algo maravilloso. Brindaron en grupo, y salpicaron para todos lados. Ellen lucía orgullosa, abrazó a su hermano y besó a su cuñada en la mejilla.
Se quedaron en casa esa tarde, acomodando sus maletas, los instrumentos y limpiando un poco. Los chicos bajaron a guardar las guitarras y la batería en el remolque de Joe. Tu quedaste sola en la habitación que compartiste con George, acomodaste un poco, limpiaste y ordenaste. Te sentaste en el borde de la cama, tenías una camisa de el entre tus manos, la habías encontrado por error entre tus cosas. Sentiste su aroma, el cual nunca ibas a olvidar, realmente lo amabas... Entonces entró a la habitación, como en cámara lenta. Te tomó de la mano, te puso de pie y te besó.
"Solo subí para besarte de nuevo... te extrañaba" George tenía chispitas en los ojos.
"Ay, Geo... te amo" sentías que el corazón se te hacía más grande cada vez que lo decías.
"Yo tambien mi amor, más de lo que te puedo explicar... ¿Esa es mi camisa? jaja"
"Si jaja... había quedado entre mis cosas" ambos rieron.
George bajó de nuevo, y poco a poco quedó todo acomodado. Cerraron la casa y devolvieron la llave al casero. Sally y Joe volvieron en el auto, como habían ido, y los muchachos y tu en la camioneta. Pero el ánimo era completamente diferente al de una semana atrás. Todos estaban felices, riendo, haciendo chistes y cantando. Incluso Ringo, quizá porque ahora tenía a Amanda. Aunque te molestara como era ella, por lo menos Ringo estaba más contento. 
Dieron una última despedida a Brighton cuando estaban saliendo del pueblo. Todos contemplaron las playas por la ventanilla por última vez en ese año. 
Era hora de bajar al mundo real, pero tenías a tus amigos, con quién habías reforzado tu amistad en esos hermosos días, y a tu novio, a quién amabas demasiado.





Continuará...

Capítulo 20

La casa de Emily quedaba a unos minutos de la suya, casi al otro lado del pueblo. Pero como Brighton era pequeño, llegaron bastante rápido. Bajaron de la camioneta frente a unos ligustros muy altos. Las demás casas del vecindario lucían lujosas tambien. Paul los guió hasta una reja y tocó el portero. No podías creer lo que veías. Una larga arboleda conducía hasta un caserón bastante grande, de tejas rojas y frente con madera y ladrillos. Estaba rodeada de arbustos, flores coloridas y árboles frutales. Era bastante más grande que la suya, y según Paul esta era la casa de vacaciones de la familia de Emily. Se notaba claramente que detrás de esta comenzaba la playa. 
"¿Hola?" una voz chillona salió del portero. Era claramente Emily.
"¿Em? Somos nosotros" dijo Paul rascándose la cabeza.
"Ay osito, que pronto llegan. Apenas estaba eligiendo que traje de baño ponerme." sonó el característico zumbido que indicaba que la puerta estaba abierta. "Empujen, y suban por la escalera de la izquierda, allí está la piscina, en seguida los alcanzo".
Comenzaron a caminar a través de esa hermosa arboleda, parecía de ensueño. George y tu iban de la mano, el acariciaba suavemente tu mano sobre la suya, te miraba fijamente y sonreía feliz. En sus ojos se vislumbraban puntitos verdes y amarillos... eran las hojas de las árboles sobre ustedes.
"Ay, el osito va a ver a su novia" dijo John en tono de burla.
"No es mi novia... aún." Paul lucía vergonzoso.
Subieron por la escalera indicada. El piso era de madera. Rodearon la casa, y detrás de esta estaba la piscina. Era bastante grande, y lucía profunda. Un barandal rodeaba la parte trasera de ese entrepiso, y detrás estaba la playa. Había unas reposeras a lo largo del borde, y una mesa con una sombrilla y sillas. Dejaron sus cosas ahi, y se sentaron al borde de la piscina. Unos minutos después Emily llegó. Tenía el cabello perfectamente peinado, un pareo y una gafas de sol blancas. Se notaba recién arreglada y maquillada. Era más que obvio que no querría meterse a la piscina...
Corrió junto a Paul y lo besó en los labios, pero su beso no se vió para nada sincero. 
"Al fin viniste osito, te extrañaba" dijo como para que todos lo oyeramos, y pellizcó su mejilla.
"Ay... hola bonita" Paul estaba muy nervioso. Se ve que no le gustaba tanta efusividad.
John se rió y Ellen lo golpeó en el pecho. 
"Oh, disculpen, hola... a todos" los miró con cara de pocos amigos. Quizá hubiera preferido que Paul fuera solo. Se quitó el pareo. Su traje de baño era bastante más revelador que el de ustedes. Su bronceado era una mezcla de artificial con real. Realmente no se parecían en nada. Ella realmente lucía como una niña rica, que cuidaba cada centímetro de su aspecto. Y su casa lo demostraba. John se arrojó a la piscina y salpicó levemente a todos.
"¿Qué esperan para entrar?" dijo entre risas. Todos lo siguieron. Paul quedó sentado en el borde junto con Emily. Ella le decía cosas al oído y se tocaba el cabello. Luego se recostaron en unas reposeras. Los muchachos jugaban entre si. Ellen y tu cuchicheaban.
"¿Crees que se dignará a mojarse?" dijo Ellen sarcástica.
"Quizá sea como las brujas... y no pueda mojarse"
"Que es una bruja, eso seguro, jaja" ambas rieron. Se unieron a los muchachos a jugar. Joe te tomó y lanzó al agua de nuevo. John trataba de ahogar a George. Lucían como un grupo de niños revoltosos. En un momento, Paul y Emily entraron por la escalera de la piscina, y se sentaron en un pequeño reborde. Ella no quería mojarse el cabello. John, siempre tan oportuno, se acercó sigiloso y comenzó a salpicarlos. Emily se salió molesta.
"Ash... odio mojarme el cabello. Se me arruina fácil... ya regreso" puso cara de asco y entró de nuevo a la casa. Quedaron solos. 
"Vaya que es sensible ¿eh? aunque su piscina está genial" dijo John entre risas.
"Ya déjala, sabes que no le gusta mojarse. Y ella nos ha invitado aquí. Sé más cortez"
Por primera vez Ellen no retó a John, sino que todo esto le causaba gracia. Emily volvió a salir con un pañuelo en la cabeza, y se sentó en la mesa bajo la sombrilla. Le hizo señás a Paul para que la acompañara. George y Joe se quedaron en la piscina, y tu y el resto se recostaron en las reposeras. 
Al mediodía un mayordomo acercó una bandeja con unos pequeñísimos sandwiches triangulares. Comieron, los muchachos estaban hambrientos, pero era obvio que se habían quedado con hambre. Al terminar Emily llamó de nuevo al empleado y le ordenó llevarse la bandeja. Volvieron a las reposeras, y Emily y Paul se recostaron en una los dos juntos.
Cerca de la media tarde llegó Ringo con su chica. Si bien esta no estaba artificialmente bronceada, lucía casi igual a Emily. Se saludaron con un beso en cada mejilla.
"Ay amigui, al fin hemos llegado... comimos los dos solitos" dijo Amanda, moviendo las manos exageradamente "Veo... que están todos aquí". Miró al resto con desdén. "Hola".
La saludaron con amabilidad. Ella y Ringo tambien compartieron reposera. A diferencia de Emily, Amanda era aún mas melosa. No paraba de tocarle el cabello a Ringo, de besarle las mejillas y el cuello y de reir como tonta. Ellen y tu se miraban con cara de no entender... no se hallaban en ese lugar. George domitaba. Y John lucía como si todo fuera un gran chiste absurdo, el cual seguro estaba disfrutando. 
Si bien Ringo seguía con humos subidos, era obvio que lo incomodaban tantas atenciones. Trataba de conversar con Amanda, pero esta solo parecía interesada en besuquearlo.
Luego se pusieron a hablar sobre el concierto de esa noche, en otro bar distinto a dónde habían tocado antes. 
"Paulie... estuve pensando... que si tocaban 'If I fell' esta noche... me la podrías dedicar" dijo Emily, haciendo ojitos.
"Oh, es que... no suelo dedicar las canciones..."
"Vamos, es para mi" sonó un poco brusca.
"Ah... eh... ya veré..." era obvio que el no quería. 
El sol alcanzó su punto máximo, y te empezó a arder todo. Otra vez olvidaste ponerte protector. Lo tomaste de tu bolso, y le preguntaste a Emily dónde quedaba el baño.
"Atravezando la sala de estar, la primer puerta a la derecha. Ah... y trata de no mojar todo"
No te podía caer peor... Atravezaste el enorme comedor, y encontraste la puerta indicada. El baño era tan grande como tu habitación. Era de color dorado, con una gran bañera y un espejo que abarcaba casi toda la pared, bajo el cual había un sin fín de cosméticos y perfumes, seguramente todos de Emily. Te pusiste el protector, y mojaste tu rostro. Alguien golpeó la puerta.
"¿Emily? Ya deja de monopolizar el baño ¿Quieres?..."
"Disculpa, no soy Emily, ya salgo" aquella voz te sonaba extrañamente conocida.
Al abrir la puerta el mundo se te vino abajo. Ahí estaba el, de traje de baño y remera. Se sorprendió al verte tambien.
"¿Qué haces tú aquí?" dijo Seth con tono petulante.
"¿Qué haces TÚ aquí? Yo vine porque Emily invitó a Paul y a nosotros." no lo miraste a los ojos.
"Verás... Emily es mi hermana." estaban peligrosamente cerca. "Y esta es mi casa también"
"Oh, de acuerdo" dijiste, y sin más saliste hacia el patio, no querías verlo, y menos a solas. Seth te tomó por el brazo. Casi te da un infarto.
"No crees en las coincidencias, ¿verdad? Porque yo no" olió tu cabello de forma extraña.
"Ya déjame en paz, o llamaré a mi novio"
"No te haré daño... solo quiero... conocerte" era demasiado extraño, y estaba muy cerca.
Te soltaste rápido y regresaste a la piscina sin mirar atrás. Estuvieron ahi hasta cerca de las 7, debían ir a prepararse para esa noche. Comenzaron a despedirse, Ellen, John, George, Sally, Joe y tu salieron primeros. Paul y Ringo se despidieron de las muchachas.
"Nos vemos esta noche osito... recuerda lo que te pedí..." dijo Emily, y lo besó apasionadamente en los labios.
"Adios muñequito, muero por verte tocar esta noche" Amanda era por demás empalagoza, parecía que quería comerse a Ringo.
Subieron todos a la camioneta y partieron. Ringo y Paul iban delante. 
"¿Quién pone apodos como 'osito' y 'muñequito'?" bromeó John. "Por favor nunca me llames así Ellen" puso una cara de asco.
"Ya basta, somos populares, ¿Cual hay?" dijo Paul siguiendo con la broma.
"Vaya que sin son... extrañas. Pero demostrativas, jaja" dijo George.
Paul rió, Ringo estaba como ausente.
"¿Le dedicarás la canción?" Ellen preguntó.
"Pues... creo que es muy pronto..."
Siguieron conversando hasta llegar a casa. Cada uno fue a su habitación para alistarse. Una vez allí, decidiste hablar de Seth con George.
"Amor... tengo miedo", sinceramente lo tenías. Seth era por demás perturbador.
"¿Miedo de qué princesa?" George no se esperaba ese comentario, dejó lo que estaba haciendo y se sentó junto a ti.
"¿Recuerdas que te hablé de Seth? ¿De que tenía miedo de que quisiera hacerme algo?" un escalofrío recorrió tu cuerpo entero. "Pues, hoy en lo de Emily, lo ví. Vive ahí, es su hermano"
"Con razón. Esa familia de indeseables..." jamás lo oíste hablar así..."Comerá tierra si te toca un pelo, no temas, todos te cuidaremos. Seguro es solo un enfermo inofensivo. Por las dudas, hablaré con los muchachos"
"Gracias mi amor, ya no tengo tanto miedo. Nada me pasará a tu lado..."
"Sabes que es así, te amo."
El se arregló primero y salió. Solo Ellen, Sally, Joe y tu quedaron en la casa. Les comentaste lo ocurrido. Ya todos estaban al tanto de Seth. Te sentías verdaderamente protegida. Salieron los cuatro hacia el pub. Fue una noche tranquila. Los muchachos tocaron, las chicas enloquecieron nuevamente... pero ya estaban habituados a eso. Al final, Paul no dedicó If I Fell. De hecho, ni siquiera la tocaron en su repertorio de canciones, solo tocaron temas movidos. Emily y Amanda andaban dando vueltas por ahí. El disgusto de ella se notaba a la legua. Cuando bajaron, se avalanzó sobre el.
"Osito malo, no has hecho lo que te pedí..." hizo una mueca de disgusto.
"Es que, solo te he mostrado el borrador de la canción. Aún no está terminada... tenemos que conversar algunos temas con John... es complejo"
Cuando estaba a punto de seguir regañándolo, la calló con un beso. Ella lo besó con los ojos abiertos, y al ver que todas las demás muchachas del lugar la miraban celosas, pareció agradarle. Seguramente estaba con Paul por la fama... eso te dolía, el era un gran muchacho. Pero confiabas en su sentido común, y esto no duraría mucho.
Bailaron el resto de la noche. George estaba de muy buen humor a pesar de lo de Seth. Por suerte tampoco lo vieron en ninguna parte. Ringo y Amanda se estaban matando a besos contra una pared. Parecían babosas... John reía cada vez que los veía. Sally y Joe se fueron más temprano. Cerca de las 4 se fueron. Paul y Ringo dejaron a Emily y Amanda en la casa de la primera, y los seis volvieron a la suya. 
De camino a casa George sacó el tema de Seth a colación.
"Pero... ¿Estás segura de que es para tanto?" dijo serio Paul. "Yo sabía que su hermano era Seth, pero pensé que no tenían trato con el... Descuida, hablaré con Emily, sin dejarte mal parada, para que le diga que se aparte"
Vaya, Paul si que era un buen amigo. Era una lástima que no tuviera una chica sincera y buena para estar con el. Por primera vez en días Ringo fue amable contigo.
"No temas (tn), estaremos al tanto para que nada te pase" una leve sonrisa tranquilizadora se dibujó en su rostro.
"Gracias Ringo" dijiste con tono seco. Todavía te dolían sus palabras.... Te molestaba su bipolaridad... aunque te hizo un poquito feliz saber que le importaba.
Se fueron a dormir. Los brazos de George rodeandote te arrullaron el resto de la noche, todo iba a estar bien... Solo quedaban dos días en Brighton, y volverían a Liverpool. El verano ya estaba terminando. Unos días más de trabajo en la heladería, e inscribirse a la Universidad. Las clases pronto comenzarían... tenías ganas de aventurarte a estas cosas nuevas. Pero dos días más de soleadas playas, amor y amigos te estaban esperando.



Continuará...