Capítulo 22

lunes, 23 de agosto de 2010 0:40 Publicado por Pia
Llegar a tu casa nunca había sido tan reconfortante, ya extrañabas tu hogar. Tus padres te recibieron con un gran abrazo. Entraste a tu habitación, y de repente todo te pareció nuevo, los colores, aromas, la iluminación. Te arrojaste sobre tu cama, la habías extrañado, pero sabías que ibas a extañar dormir con George a tu lado...
Tomaste una larga ducha, y acomodaste tu uniforme para el dia siguiente. El viaje de regreso te había dejado cansada, asi que te acostaste a dormir. Te costó un poco, pero consiliaste el sueño. Soñaste con recuerdos entrelazados del viaje. El mar, George, el carruaje y los caballos, John y Ellen riendo, el brindis y las gotas que volaban por los aires como pequeños diamantes, sentiste de nuevo la arena bajo tus pies, y los besos de George callendo uno tras otro sobre tus labios y todo tu cuerpo, todo matizado por un leve color azul celeste...
A la mañana siguiente sonó tu despertador. Fue un amargo despertar, seguías con sueño, y estabas sola en tu habitación, pero no importó. Te cambiaste lentamente. Fuiste al baño, te lavaste la cara y los dientes, y partiste al trabajo.
La mañana estaba cálida, incluso más que mañanas anteriores. El cielo estaba casi limpio, excepto por unas pocas nubes difuminadas. Liverpool era pequeño, pero lleno de vida. En Penny Lane ya había gente desde temprano, pero nadie que conocieras, seguro estaban todos agotados durmiendo en sus casas.
Tu jefe te dijo que podías trabajar el resto de la semana, que luego ya no haría falta. Te parecía muy bien, ya te habías inscripto a la universidad, y las clases comenzarían la semana siguiente.
La mañana transcurrió sin prisas ni sobresaltos, solo algunas señoras entraron, y un par de niños. Hicieron un poco de desastre, pero nada que se te complicara en limpiar. Tomaste unos minutos al mediodía para comer algo, y volviste. Llevabas algunos libros para no aburrirte mientras tanto. Casi todos eran de poesía, te fascinaban. Muchos autores como Pizarnik, Neruda, Quevedo te recordaban a George en muchos de sus poemas. Ponían en palabras lo que muchas veces te costaba expresar.
A media tarde la puerta de entrada se sacudió de golpe. Un niño entró corriendo agitado y se subió a una de las banquetas del mostrador.
"Me han mandado a traerte esto" dijo apurado.
Dejó una pequeña nota con una flor seca sobre el mostrador, y salio corriendo antes de que pudieras decir nada. Abriste el papelito doblado prolijamente. Escrito con una hermosa caligrafía había lo que pensaste era una estrofa de una canción, y dibujos de notitas musicales.

You don't realize how much I need you,
Love you all the time and never leave you.
Please come on back to me,
I'm lonely as can be,
I need you.

Te amo (tn), pasaré por ti cuando salgas,
                                                 George

Destacadas estaban las palabras 'I need you', 'love you' y 'te amo'. Casi te caes al piso de amor, George era tan detallista, no esperabas la hora de verlo y arrojarte a sus brazos, lo extrañabas como si hicieran años desde la última vez que se vieron.
Te quedaste como boba mirando la nota por minutos, pensando en todo lo que le dirías cuando lo veas, en los besos, las caricias... y las campanillas de la puerta volvieron a sonar. Creíste que era el, pero no. Eran Paul y Ringo.
"¡Hola muchachos!" te alegró verlos.
"¡Hey!" saludó Paul, "¿Cansada?"
"Jaja, no te das una idea"
Hablaron sobre la vuelta a casa, la vuelta al trabajo, los ensayos, el compromiso de Joe y Sally, y demás. Ringo estaba bastante callado, pero no dejaba de mirarte. Paul te contó que Emily vendría a quedarse a Liverpool en unos días, y que si bien Amanda no vendría, seguro pasaría de visita bastante seguido. No dijiste nada... no querías hacer notar tu leve desagrado.
Pidieron dos helados, los comieron casi en silencio, luego se fueron. La heladería quedó vacía. Volviste a tomar la nota en tu bolsillo y la contemplaste una vez más, rosabas con tus dedos las palabras de su puño y letra, contabas las horas para verlo. Las campanillas de la puerta volvieron a sonar. Ringo entró corriendo.
"Disculpa, olvidé mi billetera..." dijo, acercándose a la banqueta donde había estado sentado. Hizo ademán de tomar algo y guardarlo en su bolsillo trasero. No pudiste ver si efectivamente había olvidado su billetera ahí, pero ya no importaba.
"Oh... no la había visto, menos mal que te diste cuenta" le dijiste seria.  Sabías lo que venía. Lo que siempre sucedía cuando estabas con Ringo a solas.
"Este... (tn)... en realidad venía para pedirte disculpas" una pequeña chispa cálida se encendió dentro de ti.
"¿Disculpas?" pensaste que jamás iba a decirlo.
"Si, por tratarte mal aquella vez en Brighton. Me sentía triste, celoso... enojado. Pero me di cuenta de que el rencor no conduce a nada..."
"Wow, de acuerdo, acepto tus disculpas. No me gusta pelear contigo Ringo. Sabes que quiero ser tu amiga, yo..."
Ringo se mordió el labio... tu lo observaste con detenimiento. No tenía esa expresión de niño pequeño que lo caracterizaba, sino que lucía maduro. Eso te gustaba, te gustaba bastante a decir verdad...
Se acercó al mostrador, te miraba fijamente. Estaban a solo centímetros, podías ver las pequeñas vetas de azul más oscuro en sus retinas. Sus ojos eran los más penetrantes que hubieras visto jamás. Tan grandes, tan azules, tan profundos. No necesitaba decir nada, sus ojos hablaban por el. Se apartó el pelo de la cara.
"(tn), no sé que me haz hecho. He conocido otras chicas, pero sigo pensando en ti, ninguna me es suficiente, y nunca te tuve como para poder saberlo."
No sabías que decir. Te perdiste en sus ojos y sus palabras. Notaste que su voz era un poco más profunda que la George, al fin y al cabo, el era mayor que George.
"No lo entiendo, simplemente me vuelves loco. Sueño contigo, siento tu aroma, tu voz, te imagino cuando..."
"Ringo, no está bien que hagas eso... no es justo para ella tampoco" aunque Amanda fuera bastante cretina, no le deseabas que jugaran con ella.
"Yo sé bien que Amanda no me quiere. Pero necesito buscar otra cosa, estar con otra chica. Esto no es bueno, tu tampoco me quieres, y debo autorespetarme... sino enloqueceré"
"Ya te expliqué una y mil veces como es..." cada conversación que tenían te confundía más y más. "Ringo... ya no sé que pensar. Eres dulce, después te alejas, después vienes y me insultas... no te entiendo."
"Es que" te interrumpió, "Yo tampoco lo entiendo. Nunca sentí esto. Lo supe desde que te ví ahí parada, tímida, con tu vestido azul. Desde que escuché tu voz, desde la primera vez que te oí decir mi nombre. Pero tardé, como siempre. Soy un imbécil. ¿Cómo competir con alguien que mide 20 cm mas que yo, moreno, atlético, inteligente y con ojos despampanantes? Era obvio que iba a perder..."
"No eres menos físicamente, Ringo. Eres aún más alto que yo, y tus ojos..." te detuviste, no querías ilusionarlo. "Pero amo a George, ¿Entiendes?, lo amo, quiero estar con el siempre... estoy enamorada"
"Y lo sé. Sé que el te quiere, es mi amigo. Yo también lo quiero, como a un hermano. Pero a te amo a ti también. No me puedo alejar, no puedo irme. Ya no sé que hacer. En fin, estoy enloqueciendo. Eh... Solo quiero que sepas que lamento haberte tratado mal, no volverá a pasar... Me tengo que ir, adiós"
Se marchó sin decir más. Optaste por la salida fácil, suprimir a Ringo de tu mente, aunque te costara, por lo menos por ese día. Verías a tu amor en unos pocos minutos, y querías que todo fuera perfecto.
Esperaste ansiosa el horario de salida, y al fin llegó. Acomodaste todo, cerraste el local, y te quedaste esperando sentada en un cantero, de espaldas a la vereda. Pasaban los minutos, esperabas ansiosa mirando tu reloj. Sentiste un leve cosquilleo en tu nuca, que se acercaba a tu rostro, pasando por tu cuello. Era una rosa. George estaba detrás de ti, sosteniendo la flor y acariciandote con ella. Te volteaste, y lo besaste de lleno en los labios. El quedó con sus ojos abiertos, sorprendido. Lo abrazaste estrechamente contra ti, casi lo partes en dos.
"Amor, la nota... fue lo más bello que pudiste haberme dado..."
"La letra, la escribí pensando en tí. Todavía necesito ponerle la música"
Nunca nadie te había dedicado nada, mucho menos escrito. George era todo lo que soñaste, guapísimo, atento, protector... de solo pensar en el se te llenaba el estómago de mariposas. Caminaron hasta los suburbios, pero no fueron a tu casa, ni a la de el. Solo caminaron, hablando, riendo, buscandole formas a las nubes. George parecía callado en algunos momentos, pero cuando estaban a solas podías hablar de todo con el, era sumamente inteligente, gracioso y sabía escuchar. 
Se estaba haciendo tarde, y querías por lo menos pasar por tu casa a avisar que te había ido bien. George te acompañó, insistió en presentarse formalmente como tu novio ante tus padres. Te daba vergüenza, pero sabías que a tus padres les había caído bien. En efecto, ambos estaban muy conformes, George se portó como todo un caballero. Lo invitaron a quedarse a cenar con ustedes. Habló con tu padre sobre autos de carreras, se notaba que le encantaban, y a tu padre tambien, eso fue un plus. Tu madre lo miraba encantada.
Se despidió temprano, sabía que al día siguiente tenías trabajo de nuevo, lo acompañaste a la puerta.
"Ay George... eres perfecto. Mis padres te adoran."
"No seas tonta, no soy perfecto. Tu me haces sentir perfecto" te besó suavemente. "Creo que es hora de que conoscas a mi familia entonces..."
"Me encantaría, dime e iré" nunca te habías puesto tan en serio con alguien, pero querías conocer a la familia Harrison.
"Mmm... ¿Mañana?" arqueó sus cejas justo como te gustaba.
"Wow... bueno, si tu quieres. Yo no tengo problema alguno"
Se despidieron largamente, sus besos eran perfectos. El te guiaba siempre, sabía justo donde acariciarte, temblabas como una hoja entre sus brazos. Quedaron en verse al día siguiente a las 8, te daba tiempo de volver a casa y arreglarte.
Corriste a tu habitación y llamaste a Ellen. Como siempre, le contaste todo, de George, tus padres, Paul y Ringo. Y decidiste seguir con el plan de bloquear a Ringo de tu mente. Lo que menos querías era que te empezaran a gustar sus ojos azules, o su físico... No, no era correcto. Quizá así se daría por vencido de una buena vez, aunque eso significara sacrificar su amistad. Te dolía, pero no podías hacer nada más, el amor de George haría que olvides todo. El tiempo solucionaría las cosas.


Continuará...

2 Response to "Capítulo 22"

  1. Maisie Madcap Says:

    Drama, comedia , romance, aventura y Beatles ♥.
    Quiero conocer a la familia de George :P

  2. Pia Says:

    Jaja ya las va conocer :O
    Es numerosa jaja, tiene muchos hermanos ! :D

Publicar un comentario